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CUMBRE DEL G8

DOCUMENTO: Kananaskis, la cumbre escondida

La lucha contra el terrorismo, el fortalecimiento de la economía mundial y la situación de Oriente Medio serán la columna vertebral de la Cumbre del Grupo de los Ocho (G8) que se inicia este miércoles en Kananaskis (Alberta).

L D (EFE) Estos tres temas –todos ellos muy del interés de EEUU– consumirán gran parte de las 30 horas de reunión de los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia (el G8), en detrimento de la ayuda al desarrollo para África, el asunto que Canadá quisiera convertir en la estrella de la cumbre.

Aún así, los problemas de África, al menos sobre el papel, justifican la presencia en la estación de montaña de Kananaskis de los presidentes de Argelia (Abdelaziz Buteflika), Nigeria (Olusegun Obasanjo), Senegal (Abdoulaye Wade) y Suráfrica (Thabo Mbeki), que participarán en las discusiones sobre la ayuda al continente. También asistirán a la Cumbre del G8 el jefe del Gobierno español, José María Aznar, como presidente de turno de la Unión Europea, y Kofi Annan, secretario general de la ONU.

Aunque la lucha contra el terrorismo ha estado presente en las reuniones del grupo desde hace años, tras el 11 de septiembre sus discusiones han tomado una nueva dimensión. En Kananaskis se revisará el progreso en los últimos meses, las formas de mantener la presión sobre los grupos terroristas y las medidas para impedir que adquieran armas de destrucción masiva. Washington quiere que el G8 se comprometa con un plan para financiar la destrucción de armas nucleares en Rusia, un programa que costaría 20.000 millones de dólares en la próxima década.

Desde el punto de vista económico, el G8 representa el 48 por ciento de la economía mundial, el 80 por ciento de la actividad económica de los países desarrollados y el 49 por ciento del comercio mundial. Para alivio del G8, el pronóstico de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI), sugiere que el crecimiento global se situará en el 2,8 por ciento en 2002, frente al 2,5 de 2001. En este contexto, sólo la situación en Latinoamérica y un repunte de la ofensiva terrorista internacional preocupan al G8. Sin embargo, y a pesar de la situación argentina y de los signos de contagio a otros países, no parece que Latinoamérica vaya a ser tema clave en esta cita.

Para desaliento de los activistas, el coste de los dos días de la Cumbre (más de 325 millones de dólares sin contar el gasto de los miles de soldados desplegados en Kananaskis) es tres veces mayor que la cantidad anunciada por Washington en concepto de ayuda a la educación en el continente. Además, en esta ocasión, el asunto de Oriente Medio, impulsado por la nueva propuesta del presidente Bush, acaparará mucha de la atención de los líderes del G-8. Precisamente por el interés en captar el apoyo de las naciones más ricas del mundo es por lo que la Casa Blanca decidió el lunes, a última hora y casi deprisa, hacer público el largamente esperado "plan" para la paz en esa región del mundo.

La cumbre del G8 es una reunión anual que se celebra desde 1975 para discutir y llegar a acuerdos de actuación colectiva en asuntos de índole internacional. El desencadenante de aquella primera reunión en Rambouillet, Francia, a la que asistieron seis de los países actuales –todos menos Canadá y Rusia– fue la preocupante situación económica mundial. En 1976 se incorporó Canadá y en 1997 le tocó el turno a Rusia en consideración a su importancia geopolítica, a pesar de su escaso peso en la economía mundial.

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