L D (EFE)
El
Amazón Explorer
ha arribado a los fondeaderos próximos a Puerto La Cruz, 320 kilómetros al este de Caracas, en donde trasvasará sus 520.000 barriles de gasolina a buques de menor calado, que serán los que transporten el combustible a los muelles de las plantas de almacenamiento y distribución. El combustible brasileño será, sin embargo, una ayuda muy limitada, ya que, en condiciones normales, el consumo diario de Venezuela es de 205.000 barriles.
La escasez de gasolina se debe a la paralización de Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), ordenada por la mayoría de los gerentes de esa empresa estatal con el fin de apoyar la huelga general indefinida promovida por la oposición desde el 2 de diciembre para exigir la renuncia del presidente. La paralización de la industria petrolera parece ser casi total y sus consecuencias más palpables para los ciudadanos, al margen de las de carácter internacional y financiero, han sido la falta de gasolina en las estaciones de servicio y la dificultad para conseguir bombonas de gas doméstico.
Críticas de la oposición a Lula
Aunque la llegada del "Amazon Explorer" apenas va a resolver el problema de consumo de gasolina varios días, la reacción de la alianza opositora Coordinadora Democrática contra Brasil ha sido muy dura. Timoteo Zambrado, portavoz de la Coordinadora, ha calificado de "esquirol" al presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, por aprobar el envío, mientras otros representantes de esa agrupación tildaron de "ignorantes de la realidad venezolana" a los funcionarios brasileños. Desde que se anunció la venta de la gasolina brasileña a Venezuela, cuya factura asciende a 52 millones de dólares, simpatizantes de la Coordinadora han acudido a diario frente a la embajada de Brasil en Caracas para batir cacerolas en señal de repudio.
Desde Brasil, Lula ha dicho no entender las críticas de la oposición a esta "operación comercial" y asegura que los brasileños sólo desean que Venezuela encuentre una salida pacífica y lo más democrática posible. Mientras, la situación real de la industria petrolera nacional sigue siendo una incógnita ya que mientras el Gobierno dice que se está recuperando, los huelguistas aseguran que sigue paralizada. Los gerentes que desataron la crisis reconocen que han perdido el control de las instalaciones petroleras, pero no está claro hasta dónde llega la capacidad del Gobierno para cubrir con personal de confianza las vacantes dejadas por los huelguistas.
Las autoridades de Petroleros de Venezuela SA han publicado en la prensa avisos solicitando personal técnico y administrativo, y han recurrido a jubilados de la empresa para tratar de ponerla en funcionamiento. El presidente de PDVSA, Ali Rodríguez, ha señalado que los daños causados por los "sabotajes" de los huelguistas en las instalaciones petroleras son muy grandes y que las pérdidas comerciales superan, hasta ahora, los 1.300 millones de dólares. En Venezuela existe la convicción de que el desenlace que tenga la crisis petrolera tendrá un gran peso en el desarrollo de las negociaciones entre Gobierno y oposición para encontrar una salida al conflicto.
La escasez de gasolina se debe a la paralización de Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), ordenada por la mayoría de los gerentes de esa empresa estatal con el fin de apoyar la huelga general indefinida promovida por la oposición desde el 2 de diciembre para exigir la renuncia del presidente. La paralización de la industria petrolera parece ser casi total y sus consecuencias más palpables para los ciudadanos, al margen de las de carácter internacional y financiero, han sido la falta de gasolina en las estaciones de servicio y la dificultad para conseguir bombonas de gas doméstico.
Críticas de la oposición a Lula
Aunque la llegada del "Amazon Explorer" apenas va a resolver el problema de consumo de gasolina varios días, la reacción de la alianza opositora Coordinadora Democrática contra Brasil ha sido muy dura. Timoteo Zambrado, portavoz de la Coordinadora, ha calificado de "esquirol" al presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, por aprobar el envío, mientras otros representantes de esa agrupación tildaron de "ignorantes de la realidad venezolana" a los funcionarios brasileños. Desde que se anunció la venta de la gasolina brasileña a Venezuela, cuya factura asciende a 52 millones de dólares, simpatizantes de la Coordinadora han acudido a diario frente a la embajada de Brasil en Caracas para batir cacerolas en señal de repudio.
Desde Brasil, Lula ha dicho no entender las críticas de la oposición a esta "operación comercial" y asegura que los brasileños sólo desean que Venezuela encuentre una salida pacífica y lo más democrática posible. Mientras, la situación real de la industria petrolera nacional sigue siendo una incógnita ya que mientras el Gobierno dice que se está recuperando, los huelguistas aseguran que sigue paralizada. Los gerentes que desataron la crisis reconocen que han perdido el control de las instalaciones petroleras, pero no está claro hasta dónde llega la capacidad del Gobierno para cubrir con personal de confianza las vacantes dejadas por los huelguistas.
Las autoridades de Petroleros de Venezuela SA han publicado en la prensa avisos solicitando personal técnico y administrativo, y han recurrido a jubilados de la empresa para tratar de ponerla en funcionamiento. El presidente de PDVSA, Ali Rodríguez, ha señalado que los daños causados por los "sabotajes" de los huelguistas en las instalaciones petroleras son muy grandes y que las pérdidas comerciales superan, hasta ahora, los 1.300 millones de dólares. En Venezuela existe la convicción de que el desenlace que tenga la crisis petrolera tendrá un gran peso en el desarrollo de las negociaciones entre Gobierno y oposición para encontrar una salida al conflicto.