Por más rabia que les dé a las feministas, lo cierto es que las niñas suelen jugar con muñecas y los niños con coches y pistolas. En Estados Unidos también lo hacían, pero parece que existe una corriente entre los profesores para evitar que los niños sean niños, al menos en lo que se refiere a las pistolas y jugar a los vaqueros.
En los últimos meses se han producido un buen montón de casos por todo el país que parecen marcar una tendencia bastante histérica en reacción a la matanza en Newtown. A primeros de año, por ejemplo, dos niños de 6 y 8 años fueron suspendidos y castigados en Virginia y Maryland por apuntar a otros niños con el dedo como si fuera una pistola y decir "pum". "Estaba jugando a indios y vaqueros", explicó el padre de uno de ellos. Sin embargo, fueron castigados con no acudir a clase con cargos como "amenazas de hacer daño a otros", categoría bajo la que se incluye acudir a la escuela con un arma de verdad.
En mayo, otro niño de Maryland de sólo 5 años fue interrogado durante dos horas en el colegio, provocando que el pobre se hiciera pis en los pantalones, por llevar una pistola de pistones. Por ley, en Estados Unidos estos juguetes son al menos en parte de color fluorescente para evitar que se cofundan con un arma de verdad. El niño ha sido suspendido durante diez días. Otro chico de 7 años recibió un castigo similar por mordisquear una galleta hasta dejarla con forma de pistola y decir "bang, bang".
En Massachusetts, otro niño de 6 años fue castigado a finales de mayo por llevar al colegio una pistola de un muñeco de GI Joe, de un tamaño apenas superior a una moneda y le obligaron a escribir una carta de disculpa al conductor del autobús escolar. Pocos meses antes, otros colegios del estado habían castigado a niños de 5 y 6 años por llevar armas de juguete al colegio, incluyendo una pistola hecha con Lego.
En la otra punta del país, en el estado de Washington, dos hermanos fueron castigados por llevar al colegio un arma de plástico después de que un profesor les permitiera llevarla para una clase sobre probabilidad. "¿Cómo esperan que los niños aprendan las reglas si ni los profesores las conocen?", protestaba la madre.
Y en un caso que recuerda al castigo impuesto a un adolescente canadiense por salvar a un compañero de una agresión con un arma blanca, un chico de once años ha sido suspendido diez días por hablar sobre pistolas en el autobús escolar. En concreto, expresaba su deseo de tener una para proteger a la gente de los malos, según explica su padre.
La queja más habitual entre los padres de estos niños es la falta de "sentido común" de los profesores y directores de los colegios, y que las armas de juguete son, sobre todo, juguetes.