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Voces contra el nacionalismo en la Eurocámara: "Cualquier frontera de Europa viene de la guerra"

Una jornada en la eurocámara trata de rescatar lo mucho que hay de acervo común europeo y señala la falta de sentido del nacionalismo.

Una jornada en la eurocámara trata de rescatar lo mucho que hay de acervo común europeo y señala la falta de sentido del nacionalismo.
Teresa Giménez Barbat, A.C. Greyling y Karen Bojs. | C.Jordá

Euromind es una iniciativa con la que se está tratando de llevar al Parlamento Europeo una serie de debates políticos y reflexiones que en lugar de basarse en los prejuicios y los lugares comunes lo haga en el conocimiento científico y el humanismo. En una época en la que no pocas discusiones de fondo quieren resolverse a golpe de tuit, la iniciativa de la eurodiputada Teresa Giménez Barbat resulta cuando menos estimulante y casi cabría que decir que provocadora.

Más aún cuando gracias a Euromind ya han pasado por las salas de la eurocámara algunas de las mentes y las voces más influyentes del momento: Steven Pinker, Richard Dawkins y los españoles José Miguel Mulet, Arcadi Espada y Elvira Roca Barearecientemente entrevistada en Libertad Digital– por poner sólo algunos ejemplos.

La pasada semana una de las numerosas salas de reuniones del gran edificio del Parlamento Europeo en Bruselas fue el lugar elegido para otro de estos encuentros en el que Teresa Giménez Barbat ofició de maestra de ceremonias en un acto en el que participaron el filósofo inglés A.C. Grayling y la exitosa escritora y divulgadora sueca Karin Bojs.

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Un momento del acto | C.Jordá

El título elegido para el acto era toda una declaración de intenciones: "Hacia una historia europea común", que coincide con una propuesta que está desarrollando la propia Giménez Barbat para incluir en el currículum educativo de todos los países de la UE un aprendizaje de lo mucho en común que tiene todo el continente.

A pesar de que aún no es muy conocido en España, Grayling es un pensador que, además de una ingente producción –ha publicado ya decenas de libros– mantiene una presencia habitual en los medios del Reino Unido y en los debates de actualidad. En los últimos tiempos, por ejemplo, ha sido uno de los rostros destacados de la campaña antibrexit con la que muchos británicos mantienen aún esperanzas de que su país no abandone la UE.

Con ese telón de fondo la intervención de Grayling fue un contundente alegato asegurando que "los elementos que compartimos son muchos más de los que nos separan" como europeos, y como prueba de ello citó sus lecturas infantiles y juveniles de los clásicos grecolatinos que eran parte habitual de la formación intelectual en todo el Imperio Británico: "Nunca se me ocurrió pensar que aquellos libros eran algo ajeno".

Para Grayling esa antigüedad clásica, los mil años posteriores de religión común –antes de la reforma protestante– o la Ilustración, son elementos capaces de formar un vínculo "mucho mayor de lo que pueden dar a entender los dos últimos siglos de naciones estado".

Contra el nacionalismo

También desde de ese espíritu, Grayling habló sobre un nacionalismo cuyas "demandas deberían ser mucho menos importante en la Unión Europea, quedarse en lo cultural quizás, pero nunca transcender a lo político".

De hecho, para el británico en la UE es fundamental ese papel de freno a un nacionalismo que ha dejado una secuela de terrible destrucción: "Basta con ver dos minutos de un vídeo de Europa en 1945 para damos cuenta de lo importante que son la Unión y el proyecto europeo", aseguró, recordando también que "cualquier frontera de Europa proviene de la guerra, es arbitraria y separa zonas con un legado común".

Un ADN también común

La sueca Karin Bojs, por su parte, es periodista y ha desarrollado toda su carrera en la divulgación científica, convirtiéndose en una escritora de éxito recientemente con su libro Mi gran familia europea, que ha sido un auténtico best seller no sólo en su Suecia natal sino en varios países de Europa.

Bojs tiene siempre cuidado de no transcender el terreno político, pero su investigación del ADN europeo he revelado "un legado común muy anterior incluso a la antigüedad griega", tal y como contó en una intervención en la que explicó el proceso de investigación que ha seguido con su obra.

Una exploración que la ha llevado a remontarse decenas de miles de años en el tiempo y a estudiar la expansión de las tribus indoeuropeas que ocuparon buena parte del continente y de los que tenemos información que quizá a algunos les resulte sorprendente: "Se ha estudiado el aspecto de los humanos entonces –nuestros ancestros comunes– y era igual en toda Europa: morenos, piel oscura y ojos claros".

Obviamente, en zonas como la Escandinavia de la que proviene Bojs se produjo un proceso de adaptación "que fue extremadamente rápido" y en el que también tuvieron que ver nuevas oleadas migratorias. Una capacidad de adaptación y de absorción que quizá también sean parte de ese legado europeo que es, probablemente, mucho mayor y más antiguo de lo que la mayoría sospechamos.

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