"Lo siento" y "buena suerte". Con estas palabras, Rishi Sunak, primer ministro británico, se despide del nº 10 de Downing Street y da la bienvenida a su sucesor Keir Starmer. Haciendo gala del clásico estilo british polite, Sunak ha destacado el respeto que siente por su rival político y los éxitos que le desea. Una escena impensable en España que representa a la perfección la política británica. Los conservadores consiguen 121 escaños (pierden 250) frente a los 412 (+211) de los laboristas que, a pesar de lo demoledor del resultado, no alcanzan los 418 representantes que Tony Blair colocó en el 97 en el parlamento.
El Brexit despide a los conservadores pero del Brexit no se ha hablado en campaña. Ni se hablará. Starmer contrario a la salida del Reino Unido de la Unión Europea ya dejó claro antes de la campaña que ese debate ya pasó. El que fuese Fiscal General, experto en Derechos Humanos, trotskista en su juventud y habitual de las radios y podcast políticos, ya tiene configurado su gobierno.
Sus primeras palabras han ido dirigidas a la restitución de los servicios públicos británicos y a la recuperación de la que fue en su día una Gran Nación; "primero el país, y luego el gobierno", ha dicho Starmer en su primera intervención, ya en la sede presidencial británica.
Los conservadores, por su parte, inician su particular travesía por el desierto que coincide, además, con un nuevo resurgir de los Liberal Demócratas (71). La búsqueda de un nuevo liderazgo marcará esta nueva etapa para los Tories que se prevé larga y compleja.