
En la isla alemana de Borkum, en el Mar del Norte, hay una fiesta popular denominada Klaasohm que se celebra la noche del 5 al 6 de diciembre y sus rituales, de origen desconocido, están siendo sumamente criticados en el resto del país por la "violencia" que supone hacia las mujeres. Sin embargo, los isleños están divididos entre los (y las) que quieren mantener las tradiciones y los que piden que la fiesta evolucione.
El Klaasohm está organizado por el "Club de jóvenes de Borkum". Ellos se encargan de elegir a seis jóvenes de la isla (dos pequeños, dos medianos y dos grandes) que se ponen en la cabeza un cubo o casco con pequeñas aberturas para los ojos y la boca, todo ello forrado con piel de oveja y con plumas de gaviota.
En un lugar secreto al que solo pueden acudir los hombres, los klaasohm pelean entre ellos para decidir quién es el líder de los tres grupos. Tras la pelea, los jóvenes recorren la isla armados con un cuerno de vaca con el que golpean en el culo a las mujeres que pasean por las calles. Tras azotarlas, les regalan un pastel de miel llamado moppe.
Este mismo año, la revista política alemana Panorama publicó un reportaje sobre la fiesta y los lectores quedaron horrorizados. Los periodistas filmaron a mujeres a las que golpeaban sin su consentimiento y, cuando les descubrieron grabando, les amenazaron y les expulsaron de la isla.
Los organizadores se desvinculan de la violencia
Después de las fuertes críticas recibidas, los organizadores anunciaron que iban a desterrar por completo la "costumbre" de golpear a las mujeres. "Nosotros, como comunidad, hemos decidido claramente dejar atrás este aspecto de la tradición y seguir centrándonos en lo que realmente define el festival: la solidaridad de los isleños", dijo la Asociación de Jóvenes de Borkum en declaraciones recogidas por el periódico Frankfurter Allgemeine.
Sin embargo, este mismo periódico recoge que, este pasado domingo, entre 150 y 200 mujeres de la isla –tiene unos 5.000 habitantes censados– salieron a las calles empuñando cuernos de vaca para reivindicar la "preservación" de tan controvertida costumbre. Las autoridades aseguran que la protesta fue espontánea y pacífica.

