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La desesperación de los familiares de secuestrados por Hamás: "Por favor, necesitamos su ayuda"

Familiares de civiles que permanecen secuestrados por Hamás cuentan en Madrid sus terribles historias y claman por la liberación de todos los rehenes.

Familiares de civiles que permanecen secuestrados por Hamás cuentan en Madrid sus terribles historias y claman por la liberación de todos los rehenes.
Un manifestante a la puerta de la rueda de prensa en Madrid con familiares de secuestrados por Hamás. | C.Jordá

En una abarrotada sala de la sede de la Comunidad Judía de Madrid, cinco israelíes han contado su terrible experiencia desde que el pasado día 7 Hamás secuestrase a sus familiares en el gran atentado terrorista en el sur de Israel. Prácticamente todos, además, han visto a muchos seres queridos morir, pero han reunido fuerzas para viajar a España en una visita que ha partido de organizaciones de la sociedad civil y ha contado con la ayuda del ministerio de Exteriores de Israel.

En el acto ha estado presente la embajadora de Israel en nuestro país, Rodica Radian-Gordon, que ha explicado como el grupo se ha reunido en los últimos días con miembros del Ejecutivo y de varias instituciones y ha hecho una "llamada" para que "el Gobierno y la sociedad se unan a nosotros en estos esfuerzos para hacer todo lo posible para que más de 220 ciudadanos israelíes inocentes regresen a sus casas".

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Los familiares y la embajadora de Israel | C.Jordá

"Hamás no deja entrar a Cruz Roja"

Tras la brevísima intervención de la embajadora han tomado la palabra cuatro personas, dos de ellas en español y otras dos en inglés. La primera en intervenir ha sido Maayan Sigal-Koren, una mujer de mediana edad que ha contado como su madre "fue secuestrada el 7 de octubre y con ella su pareja, un hermano, una hermana y la hija de esta, que estaban de visita en el kibutz al sur del país.

Como los demás, Maayan ha contado los angustiosos contactos por WhatsApp durante la mañana del día 7 y como "a las 11 nos dijeron que habían entrado los terroristas y se cortó". Después han sabido que "sus teléfonos estaban en Gaza" y trataron de dar con alguna imagen de sus familiares entre los vídeos que ha hecho públicos Hamás, "pero no encontramos nada".

"Mi madre siempre me contó –ha dicho Maayan sin poder contener las lágrimas– que decidió ir a Israel porque en ningún otro lugar podía sentirse segura. Ahora su casa ya no es segura".

Una de las preocupaciones de todas las personas que están sufriendo esta terrible situación sin precedentes –"No hay en el mundo un antecedente del secuestro de una masa tan grande de civiles, se trata de un caso claro de crimen de guerra", ha explicado la propia Maayan– es la salud de los secuestrados, porque "Hamás no deja entrar a Cruz Roja, y mis familiares son gente mayor, por ejemplo la pareja de mi madre tiene diabetes y no sé en qué condiciones está sin sus medicinas". "Por favor –ha suplicado– necesitamos su ayuda para que si no salen ya por lo menos que dejen llegar las medicinas".

En el turno de preguntas Maayan ha expresado el complejo sentimiento de todos los afectados sobre cómo puede ponerse fin a esta tremenda crisis humanitaria: "Yo no sé qué se puede hacer para que los secuestrados salgan de allí, lo único que quiero es abrazar a mi madre. La quiero y la quiero hoy, no me importa otra cosa".

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Maayan Sigal-Koren y Merav Mor Ravivi | C. Jordá

"Entraron al kibutz y fue una carnicería"

La segunda en hablar ha sido Merav Mor Raviv, una mujer de unos 50 años cuyo padre ha sido secuestrado en un pequeño kibutz cercano a Gaza, junto con su mujer, una hija de esta y un nieto que el pasado lunes cumplió 9 años.

No son los únicos familiares de Merav que han sufrido por el brutal ataque terrorista de Hamás: "Mi primo estaba en el kibutz, pero lo encontraron más tarde con las manos atadas y acribillado a balazos, su casa fue quemada hasta los cimientos".

En esa fatídica mañana del día 7 Merav también vivió la angustia de los mensajes de WhatsApp hasta que a las 10 de la mañana una tía fue la que les dio la noticia fatídica: "Susurró que no podía hablar porque los terroristas ya estaban allí".

Ella no ha tenido ninguna prueba de que sus familiares están secuestrados, pero parece lo más probable dado el relato que han logrado reunir gracias a los supervivientes del kibutz y los propios vídeos publicados por Hamás.Un relato de la tragedia que era absolutamente sobrecogedor: "Entraron en el kibutz y fue una carnicería, iban casa por casa y algunos los mataban y a otros los secuestraban", cuenta.

"Quemaron casas con la gente dentro, padre, madre y tres niños", explica antes de narrar una historia especialmente espantosa: "Cogieron a un niño de 14 años y lo convencieron de que si iba casa por casa haciendo salir a la gente no lo matarían. Lo hizo y los mataron a todos y también a él. Hamás lo grabó todo", insistía Merav "incluso había un equipo de TV con un reportero en uno de cuyos vídeos se ve mi casa".

Unas historias que, por desgracia, no son extraordinarias: "Esto que se vivió aquí es muy parecido a lo que ha pasado en otros lugares, hay niños en Gaza que están secuestrados y vieron cómo se mataba a sus padres".

Siete horas en la basura

Merav ha contado también la historia de "una de mis empleadas", que estaba en el festival de música de sur de Israel en el que Hamás asesino a 260 personas: "Se escondió con 15 personas en un contenedor de basura", pero finalmente "un terrorista los vio y disparó hasta que los mató a todos, menos a ella".

"Fue la única que sobrevivió, y para ello se pasó unas siete horas allí" hasta que por noche la rescataron soldados israelíes, "pero desde entonces no habla, se ha convertido en un zombi".

"Están dentro, son muchos, tengo miedo"

Naama Weimnberg ha sido la más joven de las personas que ha dado su testimonio en esta rueda de prensa en Madrid. Con la voz quebrada casi desde el primer momento ha narrado el infierno que sufrió aquella mañana en la distancia: "No puedo describir lo que viví recibiendo esos mensajes, ver que eso les está pasado a tus familiares y que no puedes hacer nada".

Por ejemplo, Naama tuvo que leer como su tío le decía "están aquí, pedid ayuda" o que leer un mensaje aún más angustioso de su abuela de 97 años: "Por favor ayuda, están dentro, son muchos, tengo miedo". Así hasta que "uno tras otro perdimos el contacto con toda la familia".

Tenía familiares en cinco casas distintas del kibutz Be’eri, muy cerca de Gaza, –ella mientras tanto se encontraba en Tel Aviv– y ha preferido no contar que le pasó a cada uno de ellos: "Algunos han muerto, otros han sobrevivido pero quiero centrarme en mi primo Ital, que es el único que todavía se puede salvar" y que fue secuestrado en la casa en la que estaban sus padres, ambos asesinados.

Naama ha descrito a su primo como una persona cuya vida "está dedicada a ayudar a los demás", que "estaba lleno de compasión" y que "no ha hecho nunca nada malo a nadie". "No quiero pensar lo que está atravesando –ha dicho, de nuevo entre lágrimas– pero no tengo ninguna duda de que incluso en los más oscuros lugares su vida brillará y estará intentando ayudar a sus compañeros de cautiverio".

"Necesitamos la ayuda del mundo", ha pedido, "recalcando también que nadie de la Cruz Roja ha visitado todavía Gaza, nadie está comprobando que se les está cuidando, si los niños reciben su leche y sus pañales". Por último, ha recordado que sólo hay dos países del mundo que puedan "hablar con Hamás" y ha pedido que se haga con ellos lo que sea para devolver a casa a los secuestrados, pero al mismo tiempo ha asegurado sin sombra de duda que "la obligación de los líderes del mundo es parar a Hamás y tienen que hacerlo hoy"-

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Naama Weimnberg y Yulie Ben-Ami | C.Jordá

"No tengo hogar, no tengo dónde regresar"

El último testimonio ha sido el de Yulie Ben-Ami, que estaba acompañada de su marido Roberto Meyer. Ellos sí estaban en el mismo kibutz en el que sus padres han sido secuestrados.

"Ellos estaban en su casa y nosotros en nuestro apartamento, desde las seis de la mañana escuchamos ruido de explosiones y a las seis y media nos dimos cuenta de que eran muchos, de que había un centenar de terroristas en el kibutz, pues escuchábamos muchos gritos en árabe y disparos".

También habló con su madre a través de WhatsApp. Al principio las noticias eran preocupantes –"me decía que (los terroristas) estaban intentando entrar en casa" – y después ya fueron aterradoras: "A las nueve y media me dijo que habían entrado en casa y lo estaban destrozando todo". Y a las diez llegó la peor noticia: "Mi padre escribió a mi hermana y le dijo que les habían atrapado".

Esa misma mañana supieron que le había pasado a su padre: "Recibimos una foto de mi padre en Gaza", nos cuenta. Sin embargo, la información sobre su madre se hizo esperar mucho más: "Una semana después recibí una foto de mi madre, estaba en pijama y sin zapatos", explica "mi madre está muy enferma, necesita medicinas y no sabemos si las está recibiendo o cuanto va a sobrevivir sin ellas", nos dice asegurando que han contactado con Cruz Roja pero, como ya hemos comentado, por ahora Hamás ha impedido que esta organización entre en Gaza y vea a todos estos rehenes de los terroristas

"Fue una masacre horrible"

Mientras sus padres eran secuestrados ellos tuvieron que permanecer escondidos todo el día: "Escuchábamos gritos de niños, de mujeres, muchos disparos…". Cuando por fin llegó el ejército para rescatarles tuvieron que escapar mientras los terroristas seguían disparando y a través de un panorama dantesco: "Vimos muchos cuerpos en el suelo y coches quemados".

Yulie y Roberto vivían en un pequeño kibutz en el que todo el mundo se conocía y con un fuerte sentimiento de comunidad para la que, obviamente, la tragedia ha sido incalificable: "Perdí a mucha gente que conozco de toda la vida, ya no les volveré a ver nunca más", explicaba llorando, "he ido a cuatro funerales el mismo día y uno de ellos fue una familia; los dos padres y dos niños y hay otros dos niños más que se han quedado solos".

"Ahora no tengo hogar, no tengo dónde regresar", explica, "la casa de mis padres está destrozada, otras están quemadas, perdimos al diez por ciento de nuestra comunidad, hay desaparecidos, hay niños que fueron asesinados, fue una masacre horrible".

"Hay que acabar con Hamás"

Yulie clama por la injusticia que se está cometiendo: "Ellos (los secuestrados) no tienen que estar allí, no hicieron nada, hay niños, gente mayor, no tienen nada de culpa", nos dice "sólo queremos la ayuda del mundo para que puedan volver".

También exige al Gobierno de Israel "que empiece a hacer cosas para rescatar a los rehenes", pero deja muy claro que eso será "primero" y que "después hay que acabar con la organización terrorista Hamás".

Finalmente, preguntada por las manifestaciones en apoyo a Hamás en muchos lugares de Europa se muestra convencida de que "todos los que están en las calles haciendo estas protestas no tienen ni idea de las cosas que pasaron allí, la forma en la que asesinaron a estas personas a estos niños, fue como del ISIS, dispararon a un bebé de nueve meses, a niños frente a sus padres, quemaron casas con niños que no pudieron salir… No entienden lo que pasamos", remata.

Puede que sea así, pero también puede que a los más fanáticos todo ese sufrimiento de inocentes les de exactamente igual.

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