
Los españoles soportan una de las cuñas fiscales más altas entre los países desarrollados. Concretamente, según la Fundación Civismo, el nuestro es uno de los quince países de la OCDE que mayor carga impositiva establece al trabajo, habiendo rozado el 41% en 2024 la cuña fiscal, seis puntos por encima de la media de la OCDE. En este sentido, este organismo explica que, en los últimos diez años, la base mínima de cotización se ha disparado un 75% y la máxima ha crecido un 34%.
En este contexto, la supuesta crisis climática se presenta como una excusa más para que el Gobierno justifique el establecimiento de más impuestos que, en última instancia, a quien más afectan es a las clases medias y bajas, puesto que suponen un freno para la actividad económica. De hecho, el nuestro es uno de los gobiernos que más aprovechan esta coyuntura para la imposición de gravámenes con los que incrementar sus ingresos.
Afán recaudatorio
Con la excusa del cambio climático y la supuesta necesidad de adaptar nuestras economías a una transición energética impuestas desde los despachos de los Gobiernos, de forma absolutamente contraria a las necesidades y capacidades de nuestra sociedad, los Estados han decidido establecer nuevos impuestos. De este modo, se trata de gravar en mayor medida aquellas actividades económicas que, se supone, son más contaminantes.
Concretamente, estos impuestos tienen el objetivo de encarecer las actividades consideradas contaminantes. De esta forma, se pueden aplicar directamente a las emisiones o al contenido de carbono de los combustibles fósiles, o indirectamente a través de impuestos sobre los productos energéticos o los vehículos de motor.
De acuerdo con los datos ofrecidos por Eurostat, durante el año 2023, los países de la UE ingresaron 341.524,37 millones de euros en impuestos ambientales. En este contexto, Alemania fue el país que más recaudó por esta vía, ingresando un total de 72.970,18 millones de euros. En segundo lugar encontramos a Italia, que recaudó 54.440,00 millones de euros gracias a los impuestos ambientales, seguido de Francia, con una recaudación de 50.002,54 millones.
Por su parte, Países Bajos ingresó en total 29.983,00 millones de euros y España recaudó 22.880,00 millones de euros mediante los impuestos ambientales. Por tanto, España es el quinto país de la UE que más impuestos ambientales recauda. De hecho, sólo la recaudación de estos cinco países representó el 67,4% del total del dinero recaudado con los impuestos ambientales en toda la UE.

