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Qué es el programa de enseñanza marroquí que Ayuso ha eliminado de los colegios

Fruto de la colaboración entre el Ministerio de Educación y la Embajada de Marruecos, busca "salvaguardar la identidad del alumnado marroquí".

Alumnos musulmanes en una clase | Europa Press

El conocido como Programa de Enseñanza de Lengua Árabe y Cultura Marroquí (PLACM), que la Comunidad de Madrid ha decidido dejar de aplicar a partir del próximo curso, es un convenio firmado entre los Gobiernos de España y Marruecos hace más de tres décadas y que actualmente funciona en doce comunidades autónomas. Su objetivo es ofrecer clases de lengua árabe y contenidos culturales marroquíes, en horario principalmente extraescolar, a alumnos de origen marroquí —y a cualquier otro estudiante que lo solicite— en centros públicos de Primaria y Secundaria.

Según la descripción oficial que hace el Ministerio del mismo, busca "salvaguardar la identidad del alumnado marroquí" por ser el alumnado marroquí "el más numeroso presente en la escuela española que no tiene el español como lengua materna". Además, apuntan que, entre las lenguas distintas al castellano habladas en los colegios, "la primera es el árabe".

De forma oficial, su aplicación depende de la coordinación entre el Ministerio de Educación y la Embajada de Marruecos en España y quienes lo gestionan son las propias comunidades autónomas. Sin embargo, el Gobierno regional ha denunciado que es Marruecos quien selecciona directamente a los profesores sin que exista control suficiente por parte del Ministerio, ni garantías de que estos docentes tengan la formación adecuada para el sistema educativo español.

Tampoco consta que Educación compruebe los contenidos que se imparten ni su adecuación a la guía docente oficial. El resultado, en palabras de la Consejería de Educación madrileña, es una "falta de información y control" incompatible con los estándares exigibles en un centro público de la capital.

El programa se desarrolla también en País Vasco, Cataluña, Galicia, Andalucía, La Rioja, Región de Murcia, Aragón, Castilla-La Mancha, Canarias, Extremadura y Baleares. En el caso concreto de Madrid, durante el último curso se ha impartido en 66 colegios de Infantil y Primaria y en cinco centros que también cuentan con Secundaria. El PLACM contempla dos modalidades: una dentro del horario lectivo y otra, más común, fuera de él, en forma de actividad voluntaria y extraescolar. Esta última está "diseñada para aquellos centros escolares con poco alumnado marroquí" en los que "un profesor marroquí atiende a varios centros", recoge la documentación oficial.

Profesores "sin más requisitos que ser funcionarios marroquíes"

Todos los docentes del programa son funcionarios marroquíes, dependientes de la administración pública de ese país. La embajada es la encargada de coordinar su incorporación y expedirles una "Credencial de Misión y Destino", con la que deben presentarse en las direcciones provinciales o consejerías de las distintas comunidades autónomas. Estas, a su vez, les asignan centros educativos y les entregan un documento acreditativo que les permite comenzar a impartir clase.

En cuanto al número de profesores, son las comunidades autónomas quienes deben trasladar cuántos necesitan al Ministerio, que actúa como intermediario con la embajada marroquí. Además, se exige que los profesores presenten un Certificado de Delitos de Naturaleza Sexual, aunque el documento solo refleja los antecedentes penales registrados en el sistema judicial español.

Sobre el papel se indica que todo este proceso debería estar cerrado antes del 15 de septiembre de cada curso, lo que no cuadra con la denuncia del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, que señala que este sistema presenta lagunas: los profesores llegan sin estructura definida y se distribuyen según "criterios personales", lo que genera "presión organizativa" en los centros escolares al exigir a los equipos directivos adaptarse a decisiones externas sin una planificación previa.

A pesar de que Marruecos se compromete —según la documentación oficial— a que sus docentes tengan al menos un nivel B1 de castellano, no hay mecanismos de verificación efectivos por parte del Ministerio, asegura la CAM, que dice "desconocer" si estos tienen un "dominio adecuado de la lengua española".

En cuanto a los contenidos impartidos, se establece una serie de materias lingüísticas, culturales e interculturales que varían según el ciclo formativo y la planificación anual. Entre ellos se incluyen temas como "la organización familiar marroquí y sus parientes: costumbres y tradiciones", "los cinco pilares de la religión islámica" o "la Monarquía como elemento vertebrador de la nación marroquí".

En el ciclo inicial de los contenidos interculturales se abordan otros temas como "una boda en España y en Marruecos" y en el más avanzado, la "necesidad de establecer y profundizar en las relaciones de buena vecindad y cooperación entre ambos Estados y sus instituciones". Un temario que aparece recogido en la Guía Práctica del Profesorado, cuya supervisión, ha manifestado también la Comunidad de Madrid, tampoco está garantizada por parte del Gobierno central.

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