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Jaguar XK 5.0 V8 Portfolio convertible: comportamiento

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Con el Jaguar XK Convertible puedes disfrutar del placer de la conducción y encima con la posibilidad de hacerlo a techo descubierto. El interior es todo lujo, sabes que el coche es bonito exteriormente, las suspensiones buscan la comodidad y el motor está siempre disponible para darte un buen patadón de par y regalarte su ronca melodía. En autopistas y autovías se muestra perfectamente aplomado y con la capota de lona cerrada descubrimos el buen trabajo que se ha llevado a cabo con la insonorización. Es impresionante cómo el motor empuja desde el régimen de ralentí, no hay que buscar unas vueltas determinadas para entrar en la zona buena, le vale todo.

En ciudad no es de extrañar que su conducción no sea tan relajada, sus casi 4,80 metros de largo y el enorme morro no facilitan precisamente las maniobras. La visibilidad trasera no es muy buena con la capota puesta, algo común entre los cabrio con techo de lona, y circulando descapotado la aerodinámica está bien cuidada y no aparecen grandes rebufos en el habitáculo.

Si decidimos salir de ruta por la montaña, el Jaguar XK nos invita a disfrutar de un agradable paseo bajo el sol. Porque, en el caso de que queramos comprobar de lo que es capaz su poderoso V8, nos encontraremos de golpe con sus casi 1.700 kilos de peso y con unas suspensiones que no aceptan de buena gana los fuertes apoyos. El coche balancea, tiene muchas inercias y llega a perder tacto de dirección en fuertes apoyos. Afortunadamente, el control de estabilidad y tracción funciona a la perfección y no permite que la trasera se descoloque al acelerar en curva. Tiene una función en la que permite un ligero deslizamiento, pero no deja que se descontrole.

Jaguar XK, todo un lujo de descapotable para disfrutar de una conducción sin estridencias con total comodidad.

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