El Gobierno de Rafael Correa acaba de cerrar una veintena de emisoras de radio y televisión en un nuevo recrudecimiento del enfrentamiento entre el Ejecutivo ecuatoriano y los medios de comunicación independientes. Rafael Correa, exponente del "socialismo del siglo XXI" que también abrazan Hugo Chávez o Evo Morales, ha avanzado que el número de licencias que serán retiradas "por cuestiones legales, administrativas o técnicas" podría ascender a 90.
Aunque el Gobierno ecuatoriano se ha defendido de las acusaciones de "mordaza" argumentando que la Superintendencia de Telecomunicaciones es un organismo autónomo, lo cierto es que la resolución de los contratos de concesión de frecuencias emana de un cuerpo, el Consejo Nacional de Telecomunicaciones, que está presidido por el Ministerio de Telecomunicaciones. Así, las clausuras han afectado a canales como Radio Cosmopolita, que emitía desde hace casi seis décadas en la capital del país. También han supuesto el cierre de Radio Morena, cuyo director forma parte de uno de los partidos de la oposición al gobierno de Correa. En el cierre de dicha emisora se vivieron momentos de tensión entre la policía y los empleados del canal.
Otro caso revelador es el de Telesangay, un canal que había criticado al Ejecutivo ecuatoriano debido a sus decisiones en materia de política minera. La nueva Ley de Comunicación que apoya el Gobierno socialista tiene previsto reducir la presencia de medios privados en radio y televisión del 85% al 33%.
Hablamos, por lo tanto, de la profundización de una tendencia manifiesta desde hace años, ya que el gobierno de Rafael Correa ha aumentado enormemente el número de medios de comunicación en manos del Estado. La larga lista de canales oficiales incluye emisoras de televisión, periódicos, radios, agencias de noticias...
Hace meses, la ofensiva de Correa contra los medios de comunicación independientes ocupó las portadas de numerosos diarios internacionales debido a su persecución legal contra el periódico El Universo. Curiosamente, el gobierno ecuatoriano se está planteando concederle el asilo político a Julian Assange. Numerosos observadores locales han subrayado que, dada la enorme hostilidad de Correa hacia los medios de comunicación independientes, el ejecutivo ecuatoriano jamás hubiese estudiado proteger al fundador de Wikileaks si las famosas "filtraciones" de cables diplomáticos hubiesen afectado al gobierno del país andino.