"Un camino", así se llama la obra autobiográfica, algo más de 700 páginas en las que a Tony Blair le ha quedado poco por decir. Sólo la filtración de algunos fragmentos, que desvela The Daily Telegraph, ya han resultado lo más incendiario del verano.
En un tono de confesión, el ex primer ministro británico revela sus problemas sin el alcohol, que tanta rumorología habían desatado. En el libro, describe cómo solía (siempre en pasado) beber un whisky o un gin-tonic antes de cenar, y después, varios vasos de vino. Literalmente, dice que el alcohol "se convirtió en un apoyo" insustituible, que se dio cuenta de que "Con el paso del tiempo, fácilmente se convierte en un hábito diario que nuestro cuerpo necesita para relajarse. Para estimularlo. Para convertir en soportable una tarde aburrida".
¿Y a qué se debe la adicción? La respuesta tiene nombre de laborista: Gordon Brown. Y es que, a Blair no le tiembla el pulso a la hora de explicar por qué usó la bebida como válvula de escape: Admite que pudo convertirse en "dependiente del alcohol" cuando tuvo que afrontar los intentos de "golpes de Estado" de los partidarios de Brown, para hacerse con los mandos del laborismo y el Gobierno. Blair aduce que, a causa de ello, fue cuando comenzó a beber todos los días, y ya necesitó "el apoyo" del alcohol, siempre.
Pero Brown recibe muchas más acusaciones y lindezas en este libro. Blair describe cómo éste le amenazó con derrocarle por el escándalo de la financiación del partido a cambio de títulos nobiliarios en 2006y le ofreció su apoyo a cambio de abandonar sus planes de reforma de las pensiones: "Brown trató de chantajearme" expresó.
Entrevista en la BBC
Además, en declaraciones a la BBC – que serán emitidas la noche de este miércoles- describe la relación entre ambos laboristas como"muy, muy difícil" aunque también "muy íntima".
"Hacia el final, francamente, resultó muy difícil, casi imposible (trabajar con él)" asegura.
"El problema", explica, es que "cuando era mi número dos, la gente tal vez sobrevaloró su capacidad para ser primer ministro" y "en sus tres últimos años, ya como primer ministro, la gente en cambio tal vez infravaloró sus puntos fuertes".
Más adelante, se muestra mucho más locuaz sobre Brown: "Tiene inteligencia emocional cero" asegura, "sabía que no funcionaría" dice Blair. Y promete muchas más bombas incendiarias.
Refiriéndose a la guerra de Irak, Blair dice en su entrevista no lamentar la decisión de invadir el país árabe para derrocar a Sadam Husein e impedir que desarrollara armas de destrucción masiva.
Según el ex dirigente laborista, Sadam tenía la intención de producir esas armas y sólo puso "en suspenso" el programa por razones tácticas, para conseguir que se pusieran fin a las sanciones de la ONU.
"Asumo mi responsabilidad, pero no lamento mi decisión. Si dijera que sí, no sería sincero", explica el ex primer ministro, según el cual Occidente tiene que entender que "era el combate de una generación y había que involucrarse".
El ex jefe de Gobierno reconoce, sin embargo, que no previó el papel que iba a desempeñar la organización terrorista Al Qaeda en Irak tras el estallido de la guerra.
En sus memorias, Blair se dice angustiado al pensar que los familiares de los muertos pueden creer que no le importa que se perdieran tantas vidas. "Creen que no me importa, que no siento, que no lamento con todas las fibras de mi ser las pérdidas de los que murieron (...) Lo lamento profundamente, lamento las vidas truncadas, siento pena por las familias cuyas pérdidas se han visto agravadas por la controversia" en torno a la guerra, escribe.