"Prometo mantener y defender la Constitución, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unidad, la integridad y la independencia de Brasil", dijo Rousseff en una sesión solemne encabezada por el presidente del Senado, José Sarney. Acto seguido, su vicepresidente, Michel Temer, un abogado de 70 años, recitó el mismo compromiso.
Tras las fórmulas de rigor, Sarney, que fue jefe de Estado de Brasil entre 1985 y 1990, declaró a Rousseff y a Temer investidos como presidenta y vicepresidente del país, respectivamente, para el período 2011-2014. De esta forma, Rousseff, que fue ministra de Minas y Energía y de la Presidencia del hasta hoy presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se convierte oficialmente en su sucesora. Enseguida los presentes entonaron el himno nacional brasileño, interpretado por la banda de fusileros navales.
Rousseff llegó a la sede del Congreso acompañada de su hija Paula, bajo un torrencial aguacero que le impidió hacer el recorrido hasta el Legislativo a bordo de un automóvil de lujo sin capota, como es tradición en los actos de investidura de los presidentes brasileños.
A la ceremonia asisten los jefes de Estado de Bolivia, Colombia, Chile, El Salvador, Guatemala, Guinea Bissau, Uruguay, Paraguay, Perú, República de Guinea, Surinam y Venezuela, así como el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton. También están presentes el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás; los primeros ministros de Portugal, José Sócrates; de Corea del Sur, Kim Hwang-Sik, y de Bulgaria, Boiko Borisov.