LD (Agencias) El líder de los rebeldes que han tomado el poder en la República Centroafricana, el ex general Francois Bozizé, se proclamó jefe de Estado y declaró que la Constitución queda suspendida. Entre otras medidas, los golpistas han disuelto el parlamento e impuesto el toque de queda en todo el territorio nacional, de las siete de la tarde a las seis de la mañana.
En un discurso a la nación transmitido por radio y captado en Kinshasa (Kenia), Bozizé prometió "la paz y la reconciliación" y explicó que él y sus seguidores habían derrocado al jefe de Estado elegido, Ange-Félix Patassé, para poner fin a "la mala gestión del país (por parte del gobierno) y su incapacidad de hacer frente a sus responsabilidades". "A partir del 16 de marzo el toque de queda estará vigente sobre todo el territorio nacional", afirma el comunicado firmado por el general Bozizé. Un portavoz rebelde, Parfait Mbaye, aseguró que el golpe de Estado es "un hecho consumado" y dará lugar a una "transición colectiva", según emisoras captadas en Kinshasa.
Patassé, al parecer, permanece en el vecino Camerún, a donde su avión tuvo que desviarse el sábado cuando volvía de Niamey (Níger), donde participó en una cumbre regional. Los rebeldes habían tomado el aeropuerto de Banguí, capital de la República Centroafricana, y dispararon contra el avión presidencial cuando se acercaba para aterrizar.
Francois Bozizé protagonizó un intento golpista el pasado 25 de octubre, que fue frustrado gracias a la intervención de la aviación libia y de unos 1.200 combatientes del grupo rebelde Movimiento de Liberación del Congo (MLC), de Jean Pierre Bemba, procedente del norte de la República Democrática de Congo (RDC). Tras el fracaso de esa intentona, Bozizé se refugió en el vecino Chad, antes de instalarse en Francia. El MLC, acusado de cometer atrocidades contra los residentes de Bangui sospechosos de apoyar la rebelión, anunció el mes pasado su retirada a la RDC, aunque testigos citados por emisoras locales aseguraron que algunos de estos guerrilleros huyeron hoy del país cruzando el río Ubangui, que separa la República Centroafricana de la RDC.
Fuentes militares en Kinshasa confirmaron que "todo está consumado en Bangui", sin ocultar cierta satisfacción por lo sucedido. El presidente Patassé, en el poder desde 1993, era considerado en Kinshasa un "aliado fiel" de Bemba, a quien Bangui servía como base de retaguardia por la cual recibía víveres, armas y combustible. La República Centroafricana, con una población de unos 3,8 millones de habitantes, cuenta con gran riqueza mineral y ha sido desde su independencia de Francia en 1960 escenario de numerosos golpes de Estado.
En un discurso a la nación transmitido por radio y captado en Kinshasa (Kenia), Bozizé prometió "la paz y la reconciliación" y explicó que él y sus seguidores habían derrocado al jefe de Estado elegido, Ange-Félix Patassé, para poner fin a "la mala gestión del país (por parte del gobierno) y su incapacidad de hacer frente a sus responsabilidades". "A partir del 16 de marzo el toque de queda estará vigente sobre todo el territorio nacional", afirma el comunicado firmado por el general Bozizé. Un portavoz rebelde, Parfait Mbaye, aseguró que el golpe de Estado es "un hecho consumado" y dará lugar a una "transición colectiva", según emisoras captadas en Kinshasa.
Patassé, al parecer, permanece en el vecino Camerún, a donde su avión tuvo que desviarse el sábado cuando volvía de Niamey (Níger), donde participó en una cumbre regional. Los rebeldes habían tomado el aeropuerto de Banguí, capital de la República Centroafricana, y dispararon contra el avión presidencial cuando se acercaba para aterrizar.
Francois Bozizé protagonizó un intento golpista el pasado 25 de octubre, que fue frustrado gracias a la intervención de la aviación libia y de unos 1.200 combatientes del grupo rebelde Movimiento de Liberación del Congo (MLC), de Jean Pierre Bemba, procedente del norte de la República Democrática de Congo (RDC). Tras el fracaso de esa intentona, Bozizé se refugió en el vecino Chad, antes de instalarse en Francia. El MLC, acusado de cometer atrocidades contra los residentes de Bangui sospechosos de apoyar la rebelión, anunció el mes pasado su retirada a la RDC, aunque testigos citados por emisoras locales aseguraron que algunos de estos guerrilleros huyeron hoy del país cruzando el río Ubangui, que separa la República Centroafricana de la RDC.
Fuentes militares en Kinshasa confirmaron que "todo está consumado en Bangui", sin ocultar cierta satisfacción por lo sucedido. El presidente Patassé, en el poder desde 1993, era considerado en Kinshasa un "aliado fiel" de Bemba, a quien Bangui servía como base de retaguardia por la cual recibía víveres, armas y combustible. La República Centroafricana, con una población de unos 3,8 millones de habitantes, cuenta con gran riqueza mineral y ha sido desde su independencia de Francia en 1960 escenario de numerosos golpes de Estado.