LD (EFE) Moragas, secretario de Relaciones Internacionales del PP elogió al viceministro checo de Exteriores, Tomás Pojar, que intervino junto a él en la mesa redonda, y aseguró que es "el responsable gubernamental europeo que está haciendo más por la libertad en Cuba". Pojar "no sólo está trabajando por los cubanos, sino por la imagen de la Unión Europea en las futuras generaciones cubanas", subrayó Moragas, antes de recalcar que, gracias al Ejecutivo checo, la imagen de la UE en la isla "no será de indignidad", como lo sería a su juicio si la política comunitaria hacia Cuba fuese "responsabilidad única y exclusiva del Gobierno español".
Sobre la sustitución de Fidel Castro, el secretario de Relaciones Internacionales del PP afirmó que "ya se ha producido la sucesión" y "el sucesor se llama Hugo Chávez". Según argumentó Moragas, el presidente venezolano "proyecta el movimiento neo-comunista sobre el continente, utilizando las experiencias y las esencias ideológicas de Castro y de su revolución".
La prioridad de Moratinos
En su intervención, el dirigente del PP reprochó al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, que se haya fijado "como prioridad" convencer al resto de Gobiernos de la UE para que renuncien a la congelación de relaciones políticas con el régimen de Castro que acordó la Unión en 2003, a iniciativa de José María Aznar.
Recordó en este sentido que, en respuesta a la "primavera cubana" de 2003, Fidel Castro aprovechó "el contraluz informativo" que generó la inminencia de la guerra de Irak para "detener y juzgar sumariamente" a intelectuales, artistas y otros disidentes.
Esa situación generó "una reacción obligada de la UE", que acordó en junio de aquel año una congelación de las relaciones políticas con Cuba, continuó Moragas, quien lamentó que el nuevo Gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero se fijara como prioridad convencer a los demás socios de la UE "de que era necesario suspender esas sanciones". El dirigente del PP criticó esa posición de "mover ficha antes que el dictador" y advirtió de que "cuando uno dialoga con un dictador o con un terrorista", lo que nunca puede hacer es "mover ficha antes", porque "a partir de entonces, ese interlocutor democrático, como es el Gobierno de España, se convierte en rehén voluntario del otro interlocutor".