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INFORME: Sadam, herencia envenenada para la libertad

Un representante del Consejo de Gobierno iraquí, Samir Samuri, que preside el Comité de Seguridad de esta institución, ha explicado durante la Conferencia de Donantes de Madrid la dificultad de poner en marcha un Estado de Derecho en Irak, después de décadas de un gobierno dictatorial que "envenenó todos los aspectos de la vida de los iraquíes".

L D (EFE) Samuri se refirió a las necesidades de equipos forenses que investiguen las fosas comunes que están apareciendo por todo el país, a la importancia de crear una oficina nacional sobre desaparecidos, una oficina para la reconciliación nacional y un tribunal que juzgue a los criminales.

En este punto, señaló que la capacidad actual de la policía iraquí sólo ha permitido detener a 3.000 delincuentes, cuando hay identificados 38.000 que deberían ser puestos a disposición de una justicia que, además, debe ser totalmente reformada, porque el régimen de Sadam Hussein no permitía un poder judicial independiente y democrático. Esto exige que jueces, fiscales y testigos estén protegidos y que puedan trabajar con libertad en salas adecuadas y con investigaciones profesionales, que "no dependan de confesiones", como en el anterior régimen.

Agregó a estas necesidades la formación de personal administrativo, bomberos, la rehabilitación de cárceles, teniendo en cuenta que Sadam Hussein puso en la calle a miles de delincuentes al final de sus días. Para Samuri, se trata de construir entero un nuevo Irak en el que los derechos humanos estén protegidos y en el que hombres y mujeres sean iguales, tarea para la que aseguró la "determinación" de los iraquíes con la reconstrucción de su país.

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