L D (EFE) El escrito de acusación fue dado a conocer este martes por el fiscal del Distrito Sur de Nueva York, Michael García, quien ha dirigido durante meses las investigaciones sobre la corrupción de este programa, puesto en marcha supuestamente para aliviar la situación del pueblo iraquí en los últimos años del régimen de Sadam Husein, entre 1996 y 2003, pero que se convirtió en una mina inagotable de casos de corrupción dentro de la administración de Kofi Annan.
Este programa permitió entre los años 1996 y 2003 al régimen de Sadam Husein sortear el embargo comercial impuesto por la ONU y vender ciertas cantidades de petróleo y, con los ingresos, adquirir bienes de primera necesidad. El programa pronto se convirtió en un nido de corrupción, como puso de manifiesto la investigación que encargó la ONU al ex presidente de la Reserva Federal de EEUU Paul Volcker, quien confirmó que el gobierno iraquí cobró sobornos a las empresas interesadas en tener acceso a su petróleo.
También fue el equipo de Volcker el primero que acusó a Sevan de haber recibido 160.000 dólares del gobierno iraquí, si bien sus conclusiones no tuvieron un efecto penal. El chipriota, que en su día fue alabado como uno de los mejores gestores de la organización, alegó que este dinero lo recibió como herencia de una tía fallecida, pero su defensa evidenció ciertas contradicciones.
Este martes, el escrito del fiscal acusa formalmente a Sevan, de 69 años, de haberse apropiado de este dinero, y acusa además al empresario Ephraim Nadler, de 79 años, de haberle facilitado la llegada del dinero, en lo que supone cargos de sobornos y conspiración para cometer fraude.
El fiscal narra en su escrito cómo en los últimos años del régimen de Husein, el gobierno iraquí exigió comisiones secretas a las empresas que estaban interesadas en adquirir crudo, lo que violó tanto las normas de la ONU como las leyes de los Estados Unidos.
Según la fiscalía, Nadler participó en esta trama haciendo pagos ilegales, y además, en representación del Gobierno iraquí, pagó a Sevan 160.000 dólares obtenidos a través de estas comisiones. En caso de ser condenados, Nadler se enfrenta a una pena máxima de 112 años de cárcel, en tanto que Sevan podría ser condenado a 50 años de prisión.
El abogado de Sevan, Eric Lewis, explicó que las acusaciones que ha realizado la fiscalía "no tienen fundamento", y acusó al fiscal de haberse ceñido a las conclusiones del informe Volcker. Además, defendió la buena gestión que realizó Benon Sevan al frente del programa humanitario, e insistió en la versión de que el dinero procedió de un familiar fallecido. El abogado consideró que Sevan ha sido utilizado como "cabeza de turco" para distraer la atención ante el fracaso de Estados Unidos en Irak.
Este programa permitió entre los años 1996 y 2003 al régimen de Sadam Husein sortear el embargo comercial impuesto por la ONU y vender ciertas cantidades de petróleo y, con los ingresos, adquirir bienes de primera necesidad. El programa pronto se convirtió en un nido de corrupción, como puso de manifiesto la investigación que encargó la ONU al ex presidente de la Reserva Federal de EEUU Paul Volcker, quien confirmó que el gobierno iraquí cobró sobornos a las empresas interesadas en tener acceso a su petróleo.
También fue el equipo de Volcker el primero que acusó a Sevan de haber recibido 160.000 dólares del gobierno iraquí, si bien sus conclusiones no tuvieron un efecto penal. El chipriota, que en su día fue alabado como uno de los mejores gestores de la organización, alegó que este dinero lo recibió como herencia de una tía fallecida, pero su defensa evidenció ciertas contradicciones.
Este martes, el escrito del fiscal acusa formalmente a Sevan, de 69 años, de haberse apropiado de este dinero, y acusa además al empresario Ephraim Nadler, de 79 años, de haberle facilitado la llegada del dinero, en lo que supone cargos de sobornos y conspiración para cometer fraude.
El fiscal narra en su escrito cómo en los últimos años del régimen de Husein, el gobierno iraquí exigió comisiones secretas a las empresas que estaban interesadas en adquirir crudo, lo que violó tanto las normas de la ONU como las leyes de los Estados Unidos.
Según la fiscalía, Nadler participó en esta trama haciendo pagos ilegales, y además, en representación del Gobierno iraquí, pagó a Sevan 160.000 dólares obtenidos a través de estas comisiones. En caso de ser condenados, Nadler se enfrenta a una pena máxima de 112 años de cárcel, en tanto que Sevan podría ser condenado a 50 años de prisión.
El abogado de Sevan, Eric Lewis, explicó que las acusaciones que ha realizado la fiscalía "no tienen fundamento", y acusó al fiscal de haberse ceñido a las conclusiones del informe Volcker. Además, defendió la buena gestión que realizó Benon Sevan al frente del programa humanitario, e insistió en la versión de que el dinero procedió de un familiar fallecido. El abogado consideró que Sevan ha sido utilizado como "cabeza de turco" para distraer la atención ante el fracaso de Estados Unidos en Irak.