Que lástima que quimicos, medicos y lideres religiosos no inventen alguna pocima maravillosa que blanquee y limpie nuestros corazones de odio, rencor y desagravios, que los cambie; de ser una piedra a volver a ser de carne, para que lo pueda tomar la gente de cualquier color y lugar geográfico del planeta y que le haga sentir hermano de sus semejantes para dejar de cometer barbaridades.