Estas son las actitdes y modales de los amigos de ZP, los de la ALIANZA de INCIVILIZACIONES (MOROS CRIMINALES) Que han hecho las feminacis del gobierno, por la libertad de esta mujer ???y la progresia del cutrerio sociata???? donde está el colectivo de los titiricejas ??? donde están los Zerolos reclamando libertad de esa pobre ??? que gentuza de socialistas HIPÓCRITAS donde los haya.
Es una pena que no me encuentre en España ahora para poder ver esta película.
El silencio, que siempre se torna algarabía populista cuando de criticar o escarnecer a la Iglesia Católica se trata, se hace espeso cuando alguien tiene la osadía de criticar al Islam.
Osadía porque eso requiere valor personal y compromiso con la libertad.
Religión liberticida, machista, autoritaria e intolerante. Fuera de nuestros países cuanto antes.
La lapìdación de Soraya M:
La noticia a comentar podría ser que a un mujer iraní, Sakineh Mohammadi Ashtiani condenada a muerte en la ciudad de Tabriz, le han confirmado su condena; ser lapidada por haber cometido adulterio con el hombre condenado por el asesinato de su marido. Como también podría ser objeto de comentario la muerte de más de medio centenar de cristianos en la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz en Bagdad, a manos de unos fanáticos terroristas supuestamente de Al Qaeda. Y, efectivamente, ambos hechos sí han sido noticia en los periódicos de muchísimos países, junto con las bombas viajeras hacia Estados Unidos, o hacia Grecia o hacia las manos de Nicolás Sarkozy. Sin embargo, para mí, en estos instantes la noticia está en que una película con el título, “The Stoning of Soraya”, mutado en español por “La verdad de Soraya M.”, merezca un solo pase en una única sala de cine de Palma. Una película que refleja una historia similar a la de Sakineh, ubicada en su mismo país, al tiempo que nos deja ver las interioridades mezquinas de unos hombres y unas mujeres que se amparan en su Libro para cometer el mayor de los latrocinios; la muerte a pedradas de una mujer inocente. Instantes duros tanto por la visión de las escenas en la pantalla como por la conducta y comportamiento de vecinos, amigos, hasta de familiares de la lapidada. Escenas que, entrelazados con la historia de una mujer valiente, claman al cielo por el silencio que ha rodeado a la película. Silencio de feministas, de progresistas, de aliancistas, de tolerantes, de colectivos que se rasgan las vestidura por frases más o menos hirientes, pero callan ante heridas mucho más cruentas. Después de dejar atrás la pantalla cabe preguntarse sobre el por qué de la escasa resonancia en prensa, en radio, en los medios de comunicación de un film que no hace sino dejar constancia gráfica de una historia que se repite sin variación alguna desde la Edad Media. El silencio que rodea a los escasos espectadores cuando abandonan la sala prosigue afuera, en la calle, a pesar de la huella que lo contemplado ha dejado en el reducido público. Y, seguramente, más de uno se irá meditando que la lapidación de Soraya sucedió hace más de veinte años, en un pueblo iraní de hombre Kapuyeh, mientras la de Ashtiani puede acontecer hoy, mañana, en otro pueblo, también iraní, de nombre Tabriz. Sea como sea, lo cierto es que recomendar el ver “La verdad de Soraya M”, puede ser algo más que una sensación; y hacerlo especialmente a quienes todavía son fervorosos de esa Alianza de Civilizaciones, de la manida multiculturalidad una completa necesidad. Obviamente no establezco que todos los musulmanes sean igual de fanáticos, pero lo que sí creo es que la verdad imperará si no le tenemos miedo. Y mientras tanto, en Inglaterra el nombre más usual entre su población resulta ser Mohamed. Curioso, ¿verdad?
F. Gilet.
Hay que seguir presionando para mantenerla viva.