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Tres musulmanes se declaran culpables de intentar derribar aviones con explosivos líquidos

Ocho musulmanes de nacionalidad británica han comparecido ante el tribunal de Woolwich, en el sur de Londres, en el juicio que se les sigue por pretender derribar aviones comerciales en vuelo con explosivos líquidos. Tres de ellos se han declarado culpables de conspirar para causar explosiones y de provocar alteración del orden público al divulgar vídeos en los que amenazaban con atentados terroristas suicidas.

Ocho musulmanes de nacionalidad británica han comparecido ante el tribunal de Woolwich, en el sur de Londres, en el juicio que se les sigue por pretender derribar aviones comerciales en vuelo con explosivos líquidos. Tres de ellos se han declarado culpables de conspirar para causar explosiones y de provocar alteración del orden público al divulgar vídeos en los que amenazaban con atentados terroristas suicidas.
LD (Agencias) Tres de los ocho musulmanes británicos acusados de preparar un complot para derribar con explosivos líquidos aviones comerciales en vuelo en el 2006 se declararon culpables ante el tribunal de Woolwich, sur de Londres. Los procesados tienen en su mayoría origen paquistaní.
 
Los tres, junto con otros dos acusados, se declararon culpables de conspirar para causar explosiones y de provocar alteración del orden público al divulgar vídeos en los que amenazaban con ataques suicidas. El complot fue descubierto en agosto del 2006 cuando se efectuaron redadas en Londres y Birmingham.
 
El jurado, integrado por doce personas, tendrá que decidir si los otros cinco acusados del complot para hacer explotar aviones son culpables y también si los tres que no admitieron causar molestias públicas son culpables de este cargo. Además, el jurado deberá decidir si los ocho son culpables de conspirar para asesinar, cargo que todos niegan.
 
Según descubrió la Policía, el complot consistía en fabricar bombas que algunos de los acusados llevarían a bordo de aviones de pasajeros desde el aeropuerto londinense de Heathrow hacia destinos en Canadá y, principalmente, EEUU. La conspiración causó un gran trastorno en los aeropuertos británicos, que se vieron obligados a reforzar la seguridad y prohibieron a los pasajeros viajar con líquidos. También obligó a la suspensión de más de mil vuelos en plena temporada de vacaciones.

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