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Un superviviente: "He permanecido durante tres horas bajo los escombros"

El temor se apoderó de los miles de vecinos de la zona en la que se ha producido el seísmo en Italia. Pueblos enteros han quedado destruidos y como cuenta uno de los supervivientes, "no sé cuántas personas han quedado bajo los escombros".

LD (EFE) Pueblos enteros han quedado destruidos casi por completo, según relatan testigos del terremoto de 5,8 grados en la escala de Richter que sacudió en el centro de Italia. Decenas de personas han resultado muertas y miles de habitantes de la provincia de los Abruzos han visto destruidos sus hogares como consecuencia del seísmo.

"No sé cuántas personas han quedado bajo los escombros. Yo me encontraba con mi mujer en la cama en la segunda planta. En la primera estaba mi madre con mis hijos. Todos los techos han caído. No sé ni cómo hemos conseguido salir con vida", añadió un superviviente en el Corriere della Sera. En este sentido, afirmó que "hay pánico. Hay pueblos destruidos casi por entero. Las madres, los hijos, las mujeres, hemos salido todos fuera".

Guido Mariani explicó al diario La Repubblica que permaneció "durante tres horas bajo los escombros" y que "afortunadamente" dos vigas impidieron que un muro se le cayera encima. Además, aseguró que los que lo salvaron, retiraban los escombros con sus "manos desnudas", pero no pudo decir cuanta gente quedaba bajo los escombros en el conjunto de viviendas en el que se encontraba.

Natalia Amoroso, una joven estudiante de la ciudad de L'Aquila (uno de los lugares más afectados) ha podido saber de lo ocurrido esta noche en su pueblo por el testimonio de unas compañeras. "Yo me encontraba esta noche en Lanciano, pero he podido hablar con dos amigas mías del instituto y me han dicho que sólo quieren salir de allí. Por ahora no pueden porque las calles están bloqueadas", indicó..

"Según me han dicho, nuestro instituto ha sufrido daños y hay edificios que se han desplomado por entero", añadió. La sacudida del terremoto le pilló a Loredana di Stefano en la cama de su casa de Lanciano, también en los Abruzos, desde donde sintió "las puertas de los armarios golpear y las lámparas balancearse". Di Stefano vio a vecinos que salieron a la calle en pijama en plena noche ante el temor de que las réplicas pudieran sucederse.

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