LD (EFE) Decenas de reclutas iraquíes han muerto después de que estallara un coche-bomba colocado frente a un cuartel de la Policía en Ramadi. Un portavoz del hospital general de la ciudad calculó en unas cincuenta las víctimas mortales el ataque y advirtió de que el centro carece de capacidad para tratar a los numerosos heridos, por los que se ha comenzado su traslado a otras ciudades de los alrededores. "Son más de cincuenta. Es una auténtica masacre que no podemos asumir", insistió.
El mando militar estadounidense en la zona confirmó que dos vehículos manejados por terroristas suicidas estallaron frente a una cola de un centenar de reclutas que esperaba a la puerta de un cuartel situado junto a un fábrica de vidrio en el oeste de la ciudad". En su comunicado, las autoridades castrenses aseguran que el número de víctimas es alto pero no facilita una cifra, ni siquiera aproximada.
Poco después, otros dos vehículos-bomba conducidos por sendos terroristas suicidas acabaron con la vida de varios policías en un doble atentado contra convoyes de las fuerzas de seguridad en el este de Bagdad.
La mañana de este jueves, la más sangrienta en meses, otro criminal hizo explotar una bomba en la ciudad santa chií de Kerbala, al sur de la capital. Al menos cincuenta personas murieron y más de sesenta resultaron heridas. Fuentes oficiales, citadas por la televisión nacional Al-Iraquiya, indicaron que el número puede crecer aún más en las próximas horas, ya que muchos de los heridos presentan lesiones de extrema gravedad.
La matanza tuvo lugar en el centro de la urbe, en la plaza que conecta las dos grandes mezquitas de Kerbala, centro de peregrinaje para fieles chiítas de todo el mundo, agregaron las fuentes. Según el Ministerio de Interior iraquí, un suicida con un cinturón explosivo en el cuerpo hizo estallar la carga entre los mausoleos de los imanes Abás y Husein, nietos de profeta de los musulmanes Mahoma, a esa hora repleto de cientos de fieles.