Lo han hecho pero que muy bien...
Partimos la fuerza política en varios trocitos, bien diferenciados del viejo partido, del que dejamos solo el duro pellejo (ideal para resguardo de los mas acérrimos y radikales).
Aseamos las distintas propuestas, les dotamos de caras no avinagradas, suavizamos los mensajes, pero sin variar un ápice el fondo, y nos disponemos a sorber las bases del resto de partidos independentistas, bien por alianza/solapamiento, bien por sustitución por descontento...
Cuando hemos crecido por separado, nos aliamos convenientemente para formar una fuerza electoral que nos de la supremacía entre las opciones abertzales que, o se pliegan, o son prontamente fagocitadas...
Cuando detentemos el poder de forma mayoritaria, ya vendrá el propietario del saco de patatas a designar quienes ocuparán los cargos electos, a la espera de la mas que previsible cosecha...
Lo que importa es la cosecha. Y quién empuñará la hoz en tan señalada fecha...
Todo queda en la familia.