Era el plato fuerte de la Conferencia Política del PSOE: la intervención de Alfredo Pérez Rubalcaba en el acto de clausura. Solo, aunque dando besos y abrazos a diestro y siniestro, descendía el candidato la escalinata de la sala del Palacio Municipal de Congresos de Madrid. Abajo le esperaban Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.
"Esta conferencia marca lo que queremos para España, lo que queremos que España sea en 2016", enunciaba Rubalcaba. Y aseguraba que solamente les queda "aprobar el programa y darlo a conocer". Éste, según el candidato, está compuesto por "ideas, propuestas y cuentas claras".
Pero lo cierto es que nada de eso ha habido en el cónclave socialista, ni siquiera en esta última jornada de recapitulación. Tan sólo esbozos, muchos de los cuales han sido matizados.
La Sanidad Pública, "la joya de la corona", según ha definido el candidato "ni tocarla". Su propuesta para que eso no suceda ya la expuso este sábado: subir un 10% los impuestos del alcohol y el tabaco. Para mejorar la educación, su "niña bonita", recomienda a los escolares "leer media hora todos los días".
Por lo demás, nada nuevo bajo el sol. Ha dicho que hay que crear empleo. Su propuesta pasa por incentivar el empleo desde la Administración con recursos públicos que deben salir de aquellos que "más tienen", los ricos y los bancos. Y ha anunciado que llevará a cabo un gran pacto por el empleo, al que convocará a todos: comunidades, sindicatos, empresarios y partidos políticos.
Ha asegurado que si llega al Gobierno aplicará la reforma laboral tal y como se ha aprobado. "No caeremos en el error de reformar la reforma antes de haberla aplicado", ha avisado.
En su opinión hay muchas políticas de empleo, por eso, ha asegurado que tendrá un proyecto distinto para cada sector, para cada grupo social. "Habrá tantas políticas de empleo como sectores y situaciones sociales hay", ha afirmado. Pero mientras eso sucede, mientras se espera a que se cree el empleo, promete estar al lado del desempleado: "Mientras estés parado, yo estaré a tu lado".
Ha insistido en su propuesta de crear una gran oficina contra el fraude a fin de lograr más ingresos para el Estado. Y para resultar creíble, Rubalcaba ha sacado pecho de su labor al frente del Ministerio del Interior: ha asegurado que de la misma manera que ha combatido y ha debilitado a ETA, ahora se propone hacer lo mismo contra el fraude fiscal.
"Hay dudas de que nos estemos pasando con el ahorro"
Recordaba Rubalcaba en su discurso que en 2009 el Gobierno de Zapatero trató de luchar contra la crisis desde la estimulación del Estado con mucho gasto público y "nos gastamos mucho dinero". "Luego", seguía Rubalcaba, "iniciamos un plan de austeridad de ahorro que todos estamos cumpliendo". Pero, concluía Rubalcaba, "si en 2009 nos pasamos con el gasto, hay dudas razonables de que ahora estemos ahorrando más de la cuenta". A continuación pidió que no le entiendan mal, "que no estoy haciendo un llamamiento a bajar la guardia en nuestro plan de consolidación". Pero ahí quedó la cosa.
También ha dicho que "estamos en el mundo al revés" por la crisis tras explicar que "el último país comunista del mundo, China, ha llamado la atención al primer país capitalista del mundo, EEUU, porque estaba gastando mucho en servicios sociales". Su razonamiento es que, si esto es así, es que estamos "en el mundo al revés" y que por tanto, muchas serán las cosas que cambien cuando salgamos de la crisis.
"¡Yo no me voy a dejar ganar!"
En la recta final de su intervención ha querido insuflar ánimos a los suyos, dosis de optimismo a un PSOE destructurado y hundido tras la debacle de las elecciones municipales y autonómicas y tras las últimas encuestas, cada vez más pesimistas con los resultados de los socialistas el 20-N.
Y así ha dejado de lado la faceta pedagógica que suele protagonizar sus discursos, para echar mano de la mitinera. "Cuando se implanta el descrédito de la política es que está ganando la derecha. Tenemos que vencer la incertidumbre, el miedo y abordar el futuro con optimismo. No hay por que mirar atrás con nostalgia. Dicen los agoreros que cualquier tiempo pasado fue mejor, me niego a afrontar esa premisa. No busquéis en mí ni nostalgia ni melancolía. No podemos tirar ahora la toalla; ésta es nuestra revolución".
Con el auditorio ya en pie ovacionándole ha terminado proclamando: "Hay muchas encuestas, opiniones. Los ciudadanos deciden. Puede ser que ganemos o perdamos. ¡Yo no me voy a dejar ganar, ni vosotros os vais a dejar ganar!