El Gobierno y el partido que le sustenta en el poder se envolvieron en la bandera de la separación de poderes para no aflorar su opinión sobre el portazo de la Fiscalía, en el marco de las últimas novedades conocidas sobre el atentado del 11-M. Lo cierto es que solo tuvieron que mantener el mismo discurso que utilizaron cuando se halló uno de los focos de explosión: "Escrupuloso respeto" a la Justicia.
Así, en fuentes, el Ministerio que dirige Alberto Ruiz Gallardón enfatizó que respeta "siempre" la decisión de Eduardo Torres Dulces. En este y en cualquier otro caso, apostilló un portavoz autorizado de Justicia.
En el Partido Popular, donde las aguas de este río siempre bajan más revueltas, también se ciñeron al guión. No hizo falta ni tan si quiera articular un argumentario interno para que oficialmente se destacara la independencia de poderes y el respeto que "siempre" se hará desde Génova "guste o no guste" la decisión.
Pero, en privado, el ala del partido que opina que no todo se sabe sobre la matanza de Madrid, una vez constatadas la retahíla de incongruencias judiciales y políticas, se quejaron de que el Ejecutivo no se haya decidido a "abrir lo cajones" e investigar. Algo, eso sí, que la inmensa mayoría -por no decir la totalidad- de consultados dio por hecho incluso antes del dictamen de la Fiscalía.