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Rajoy llama la atención a las CCAA: "Tienen que hacer un esfuerzo mayor"

El presidente llama al orden a las CCAA, aunque dice que están cumpliendo. Según fuentes gubernamentales, en la UE creen que son "parte del problema".

Mariano Rajoy mandó un mensaje muy claro a las comunidades autónomas: “Tienen que hacer un esfuerzo mayor en los próximos meses”, proclamó, dejando traslucir su temor a que los gobiernos regionales empiecen a relajar su compromiso con el objetivo de déficit público, que tachó de completamente irrenunciable. “Gastan entre un 36 y un 38 del gasto público total”, puso encima de la mesa, insistiendo en la necesidad de meter la tijera. El Ejecutivo central, añadió, ayudará en todo lo que pueda, si bien dejó claro que son ellas las que deben acometer el verdadero ajuste.

Así, ante el núcleo duro de su formación reunido en Sevilla, el presidente dio el primer toque serio de atención después de que las regiones presentaran sus proyectos de recorte ante el Ministerio de Hacienda y Cristóbal Montoro les diera el visto bueno, no sin advertirles de que serían objeto de seguimiento minucioso, bajo la amenaza de intervenir sus cuentas. El aviso de que se están saliendo de la senda llegó este lunes por boca del propio Rajoy.

Fuentes solventes expusieron a este diario que, tras la reforma del sistema financiero -incluyendo en ella la línea de crédito acordada por la Unión Europea con entidades con problemas-, las instituciones comunitarias han puesto la lupa en las comunidades y han alertado de que sus estructuras siguen siendo excesivamente opulentas. “Siempre están en boca de los interlocutores europeos”, destacaron desde el palacio de La Moncloa. Muy vehemente, el presidente destacó que “nadie puede dudar de nuestro compromiso de déficit público”, y de ahí que las dos hornadas de presupuestos generales -las de 2012 y 2013- serán especialmente austeras.

Tras las obligadas referencias al drama en la Comunidad Valenciana -conociendo el accidente de los dos helicópteros en el AVE dirección a la capital hispalense- y la victoria de la selección española, el presidente articuló un discurso muy extenso, a la altura de lo esperado, una vez era su primera intervención desde el exitoso Consejo Europeo. Sin embargo, Rajoy no dio síntomas de triunfalismo. Más bien al contrario, dibujó un escenario muy complicado en el que “pisar el acelerador” de las reformas se hace imprescindible.

Escuchándole estuvo medio Gobierno, el que tiene un perfil más político -desde Fátima Báñez a Ana Mato pasando por Soraya Sáenz de Santamaría-, a la plana mayor de la formación -una vez se celebraba la Junta Directiva Nacional, el máximo órgano entre congresos-. No estuvo María Dolores de Cospedal, dedicada estos días en exclusiva a su labor de presidenta de Castilla-La Mancha precisamente por los incendios.

Rajoy pide a la UE que cumpla la hoja de ruta

Primera parada, Europa. El presidente dejó claro que cada día Bruselas influirá más en todos los españoles, una vez se avanza hacia una mayor integración fiscal y unión bancaria, con lo que esto supondrá de cesión de la soberanía nacional. “Estamos ante un camino sin vuelta atrás”, dijo, elogiando que de la cumbre comunitaria se mandara un mensaje contundente de defensa del euro, “un paso en la buena dirección”.

Hemos abierto el camino, dijo, “pero ahora hay que hacerlo”. Y de ahí que se erigiera como máximo garante de que los compromisos adquiridos el pasado fin de semana en el marco de la UE no queden en papel mojado. Por dos veces, afianzó la idea de que España “será ambiciosa en los contenidos, en los tiempos y en los plazos”. Se juega, admiten los suyos, que la tranquilidad aparente que se vive estos días en los mercados no se rompa provocando de nuevo una subida insostenible de la prima de riesgo.

Como contrapartida, el presidente se comprometió a no cejar en su programa reformista, que según adelantó la vicepresidenta se empezará a conocer antes de las vacaciones de verano. Una de las claves será la reforma de la administración, que citó Rajoy en su intervención. “Es preciso, imprescindible, tener unas bases para el despeje definitivo (de las dudas). Éste es el trabajo más difícil, el más ingrato, que requiere de grandes esfuerzos y reversos puntuales”, afirmó con todo el dramatismo. “Hay que hacerlo, no hay alternativa”, añadió, elevando la tensión. Y, en este sentido, insistió en los futuros ajustes, sin dar mucho más detalle que la clara advertencia de que vendrán pronto, así como que el objetivo de déficit en el conjunto del Estado, del 5,3%, se mantiene.

Fue su forma de abrazar las tesis de la alemana Angela Merkel después de que en Bruselas se alineara con Italia y Francia. “Obligación” y “convicción” con el objetivo del déficit fueron sus referencias más explícitas. Llegó a pedir, de forma muy expresiva, que “aquellas personas que tengan responsabilidades en la administración no contraten nada que no tengan la posibilidad de pagar”, habida cuenta de que el Estado lo tiene claro: no gastar lo que no se tiene.

Sobre las reformas, citó la financiera, y en especial el ejercicio de transparencia demostrado al contratar a auditorías independientes para que evaluaran los balances de los bancos españoles, para evitar las sombras que acechaban a las entidades. “Es un tema capital”, recalcó, tras las “muchas cosas escuchadas” a las que se negó calificar para “no dar titulares”.

Rajoy, ovacionado en varias ocasiones por los suyos, concluyó su discurso con mensaje de confianza en la sociedad, que según las últimas encuestas empieza a mostrar cierto enfado por las medidas tomadas. “Vamos a superar estas dificultades. Soy consciente de que el Gobierno no puede hacerlo todo, pero sí puede ponerlo todo de su parte para que la sociedad española se desarrolle hasta la máxima potencia”, concluyó. En algunos cuadros de la formación, principalmente en las sedes regionales, cunde el miedo por el desapego electoral, con los comicios gallegos y vascos a la vuelta de la esquina. Rajoy no dio, en cambio, muestra alguna de ralentí. Al contrario; pidió al PP estar más unido que nunca alrededor de un Gobierno “que todo lo que hace y todo lo que hará es necesario e imprescindible en el camino de la salida de la crisis”.

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