L D (Agencias) En declaraciones a la Cadena Ser, el alcalde de Sevilla (PSOE) dijo que lo sucedido es que "un grupo de pequeñas empresas, de contratistas, se han puesto de acuerdo y han acaparado las facturas del Distrito Macarena en dos terceras partes; y se han aprovechado de una serie de irregularidades, de disfuncionalidades administrativas, de errores muy frecuentes" en los servicios municipales.
Alfredo Sánchez Monteseirín también admitió que hay facturas que no corresponden a ninguna obra realizada o a la obra que la factura decía que se había realizado, y que el caso ha sido destapado por un empresario que lo denunció, lo que ha provocado la dimisión de dos responsables municipales "que no velaron en ese momento" y que "no se percataron de este engaño". Los responsables dimitidos son José Antonio García, concejal del Distrito Macarena cuando se produjeron los hechos, si bien ahora se encargaba de otro distrito, y su director de Area, Jose Marín.
Alfredo Sánchez Monteseirín también admitió que hay facturas que no corresponden a ninguna obra realizada o a la obra que la factura decía que se había realizado, y que el caso ha sido destapado por un empresario que lo denunció, lo que ha provocado la dimisión de dos responsables municipales "que no velaron en ese momento" y que "no se percataron de este engaño". Los responsables dimitidos son José Antonio García, concejal del Distrito Macarena cuando se produjeron los hechos, si bien ahora se encargaba de otro distrito, y su director de Area, Jose Marín.
Según ha explicado el propio alcalde sevillano, la auditoría encargada por el Ayuntamiento revela que el Distrito Macarena de Sevilla invitó a participar en más de un 60 por ciento de sus obras menores a tres empresas, COS, Aljarafe de Obras y Alhemasa, vinculadas todas ellas con José Pardo, el ex socio de Juan Guerra que cobró al Ayuntamiento 4.800 euros en dos facturas por obras no realizadas, informa Efe .
Sánchez Monteseirín ha admitido que "no ha habido una vigilancia adecuada, en unos casos por un exceso de tarea y falta de recursos, y en otros casos por una falta de diligencia, es decir, que la rutina burocrática muchas veces lleva a que se pueda confundir una empresa de distinto nombre pero la misma sigla o que no se compruebe cada vez que se contrata la obra el NIF de la persona que presenta los contratos o que firma la factura".