Con el paso del tiempo, una de las cosas que más ha cambiado es ese respeto casi sacrosanto que había entonces con la Constitución.
En aquella época, la carta magna era una guía para la convivencia de aquellos que así querían, porque enemigos ha tenido siempre y algunos se han quitado la máscara recientemente.
Hoy, la constitución del 78 no es más que papel mojado. Está de facto derogada y los políticos -especialmente el Gobierno- se afanan en dejarla sin contenido a cabio de Leyes Orgánicas que ellos mismos nos han enseñado a derogar sin mayoría suficiente.
Estas cosas pasan muy despacio, pero nuestro país hace tiempo que no es un estado de derecho ni una democracia. Un día se caerá todo y nos preguntaremos por qué. Tomen nota de esa diferencia entre el entonces y el ahora.