Según revela el diario a partir de documentación intervenida al ex jefe Mikel Antza, en una fecha no determinada pero cercana al año 2004, los terroristas decidieron comprar dólares pensando que dicha moneda estaría más fuerte que el euro y que más tarde se revalorizaría.
Pese a que se desconoce qué cantidad exacta compró ETA, El Mundo sí dice que ya en julio de dicho año la banda terrorista ya había realizado esa compra por valor de 210.280 dólares americanos, además de otros 54.040 francos suizos y 148.298 euros, "casi todos en billetes de 500".
Ya a finales de 2004 o inicios del siguiente año, ETA acordó cambiar los dólares por euros, pero los responsables de las cuentas de la banda no se atrevieron a hacer la operación alegando razones de seguridad. La venta se fue retrasando año tras año y no se finalizó hasta finales de 2007 o principios de 2008, explica El Mundo.
De modo que cuando se realizó la operación, el euro estaba ya mucho más caro que cuando esos títulos fueron adquiridos, lo que ocasionó, revela el diario, cuantiosas pérdidas a la banda terrorista. Nada menos que entre 25.000 u 95.000 euros, este último en el peor de los supuestos.
Los documentos de ETA revelan que la única razón de esta operación era la de ganar dinero mediante el cambio de divisas. El resultado fue, sin duda, el contrario del previsto por los terroristas. El tema provocó, dice El Mundo, agrias discusiones en la dirección de la banda, siendo uno de los factores del enfrentamiento generado a raíz de la gestión de las finanzas de ETA.
Las discusiones generadas en la banda a partir del desacuerdo de Txeroki con la gestión financiera llevada a cabo por el responsable de finanzas de ETA, (un miembro afín a Francisco Javier López Peña, Thierry), fueron agrias y duras. Le reprocharon no haber vendido los dólares a finales de 2004 o principios de 2005, como estaba planeado, lo que multiplicó las pérdidas. Esto generó estrecheces económicas que pusieron en serio peligro la seguridad de muchos terroristas.
La documentación de la que se han extraido estos datos fue intervenida tras la captura de Mikel Albizu Iriarte, "Mikel Antza", en octubre de 2004. En los seis primeros meses los gastos habrían sido superiores a los ingresos, lo que habría generado un agujero de 314.060 euros. Los etarras tuvieron que echar mano de sus reservas, que a principios de 2004 eran de 670.830 euros.