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Los secretos del ingreso de Aguirre: "Ha sido una paciente diez"

¿Cómo trancurrieron las 48 horas en las que Aguirre fue operada de cáncer de mama? Las enfermeras, hablan de cómo se portó la "Esperanza paciente".

Mucho se ha hablado sobre el ingreso de Esperanza Aguirre en el Hospital Clínico de Madrid para ser operada de cáncer mama. Desde la famosa fotografía de El Mundo, pasando por su gusto o no por la comida, e incluso de su excesiva dedicación al trabajo que le impedía separase del teléfono móvil.

Pero quien conoce verdaderamente bien cuál ha sido el comportamiento de la presidenta de la Comunidad de Madrid como paciente hospitalaria, son las enfermeras que han velado por su recuperación durante los dos días de ingreso. Varias de ellas han contado en La Razón su experiencia, que no podría ser más satisfactoria: "Cuando entró nos dijo que esperaba ser buena enferma, ahora le digo yo que ha sido una paciente de diez" narra una de ellas.

En lo que todas coinciden es en que Aguirre ha sido una paciente más en el pasillo C de la tercera planta del Clínico. De hecho, a las auxiliares les sorprendió el detalle de que no quisiera ponerse un camisón propio, escogiendo el del Hospital que se proporciona a su llegada.

Ataviada con él, recibió las visitas en la sala común de las seis habitaciones del pasillo, y en camisón departió con Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal, que acudieron a visitarla, al igual que familiares y otros amigos. Cuando el resto de pacientes la veían, y le preguntaban por su evolución, se paraba a hablar con todos ellos sin excepción.

Y es que han sido muchas las formas en las que la gente ha manifestado su cariño por la presidenta: "Llegó un ramo de claveles rojos de un ciudadano anónimo. Le hizo mucha ilusión y pidió que se lo pusieran rápidamente en agua". Además de ese, llegaron muchos más que su marido y su hijo se llevaron a casa o repartieron con el resto de las habitaciones.

En todo momento, Aguirre estuvo acompañada por sus familiares. La primera noche fue su marido quien durmió en el sillón reclinable de la habitación, y la segunda una hermana suya. Los ratos muertos los ocupaba viendo el programa de Isabel San Sebastián en Telemadrid, leyendo la prensa en su iPad, y hablando mucho por teléfono. Pero si en algo coinciden todas las enfermeras es en lo estupenda paciente que fue: "Si estábamos atendiéndola y le sonaba el móvil no lo cogía, aunque le dijéramos que daba igual". Lo despachaba firme: "Eso puede esperar. Ahora estamos con esto". Todo son detalles de la presidenta: "Si acababa antes de comer de que yo pasara, sus hijos, o quien estuviera en ese momento nos sacaba la bandeja".

Las noches, tampoco fueron muy complicadas en el hospital: "Pasó muy buena noche, no  llamó el timbre ni una sola vez" asegura la auxiliar. "Se nota que es una persona fuerte y con mucha vitalidad, porque desde que se despertó de la anestesia se ha encontrado muy bien", afirma. "Sólo nos pidió que le ayudáramos a peinarse por detrás, porque no llegaba bien. Pero no quiso ni siquiera ponerse un poco de colorete". Así pasó los días Aguirre: en camisón y sin maquillar.

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