L D (EFE) Rouco Varela dijo en su homilía por los dos ecuatorianos asesinados por ETA en el atentado de Barajas que "en España no falta la paz porque haya guerra, sino porque hay terroristas que amenazan la vida y la libertad de sus semejantes". Rouco señaló que "el terrorismo sólo se le supera definitivamente cuando las conciencias se conviertan, sanen, y consideren y estimen a la persona y a sus derechos como inviolables y parte esencial del bien común". "Y cuando –agregó– diseñen y apoyen proyectos sociales, culturales y políticos, inspirados en los valores de la libertad, de la concordia y de la unidad solidarias".
Se refirió al "terrible atentado terrorista de ETA" del pasado día 30 de diciembre "en pleno tiempo de la Navidad", a los "enormes" daños materiales, a las "incontables" personas afectadas, a los "numerosos heridos, los perjudicados en sus planes de viaje, el personal del aeropuerto, los dueños de los automóviles y de otros objetos destruidos por el mismo".
Sin embargo, apreció Rouco, "lo más doloroso, lo cualitativamente más doloroso ¡con mucho! fue la muerte de nuestros hermanos Carlos Alonso y Diego Armando, ciudadanos ecuatorianos que, como tantos de sus compatriotas, habían venido a España para mejorar las condiciones materiales de sus vidas y las de sus familias, pero también a compartir con nosotros trabajo, servicio y sacrificios en aras del bien común de todos los españoles".
Precisó que "escribían así en la reciente historia de la emigración de los países de la América Hermana a España el nuevo capítulo de la solidaridad con los que han dado la vida, víctimas del terrorismo de ETA".
En otro momento de su homilía, indicó que "el terrorismo, también el de ETA, como hemos puesto de relieve los obispos españoles en sendas instrucciones pastorales utilizó perversamente al hombre, con sumo desprecio de su dignidad y de su vida, al servicio de sus crueles e implacables intereses de conquista de poder político a toda costa. Por ello, lo definimos como 'una estructura de pecado'".
El arzobispo agradeció a "todas las personas que han trabajado denodadamente hasta la extenuación, del aeropuerto, de los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado, del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid o Voluntarios, por prevenir y neutralizar en lo posible los terribles efectos del atentado".
A Santa María de La Almudena, Patrona de Madrid, encomendó "con confianza filial a nuestros hermanos fallecidos, víctimas del atentado terrorista, y también nos encomendamos todos nosotros para conseguir por la vía del amor cristiano la superación definitiva del terrorismo".
Tras la homilía, que duró 50 minutos, se rogó por España, por la justicia y la paz, la vida y la concordia y el reconocimiento de los derechos de todos, así como por la superación del dolor que ha supuesto el atentado. También estuvieron presentes el director del aeropuerto de Madrid-Barajas, Miguel Ángel Oleaga, bomberos de la Comunidad, el director de la comunidad hispano ecuatoriana en Madrid, Pedro Casado y miembros de la embajada de Ecuador en España.
Se refirió al "terrible atentado terrorista de ETA" del pasado día 30 de diciembre "en pleno tiempo de la Navidad", a los "enormes" daños materiales, a las "incontables" personas afectadas, a los "numerosos heridos, los perjudicados en sus planes de viaje, el personal del aeropuerto, los dueños de los automóviles y de otros objetos destruidos por el mismo".
Sin embargo, apreció Rouco, "lo más doloroso, lo cualitativamente más doloroso ¡con mucho! fue la muerte de nuestros hermanos Carlos Alonso y Diego Armando, ciudadanos ecuatorianos que, como tantos de sus compatriotas, habían venido a España para mejorar las condiciones materiales de sus vidas y las de sus familias, pero también a compartir con nosotros trabajo, servicio y sacrificios en aras del bien común de todos los españoles".
Precisó que "escribían así en la reciente historia de la emigración de los países de la América Hermana a España el nuevo capítulo de la solidaridad con los que han dado la vida, víctimas del terrorismo de ETA".
En otro momento de su homilía, indicó que "el terrorismo, también el de ETA, como hemos puesto de relieve los obispos españoles en sendas instrucciones pastorales utilizó perversamente al hombre, con sumo desprecio de su dignidad y de su vida, al servicio de sus crueles e implacables intereses de conquista de poder político a toda costa. Por ello, lo definimos como 'una estructura de pecado'".
El arzobispo agradeció a "todas las personas que han trabajado denodadamente hasta la extenuación, del aeropuerto, de los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado, del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid o Voluntarios, por prevenir y neutralizar en lo posible los terribles efectos del atentado".
A Santa María de La Almudena, Patrona de Madrid, encomendó "con confianza filial a nuestros hermanos fallecidos, víctimas del atentado terrorista, y también nos encomendamos todos nosotros para conseguir por la vía del amor cristiano la superación definitiva del terrorismo".
Tras la homilía, que duró 50 minutos, se rogó por España, por la justicia y la paz, la vida y la concordia y el reconocimiento de los derechos de todos, así como por la superación del dolor que ha supuesto el atentado. También estuvieron presentes el director del aeropuerto de Madrid-Barajas, Miguel Ángel Oleaga, bomberos de la Comunidad, el director de la comunidad hispano ecuatoriana en Madrid, Pedro Casado y miembros de la embajada de Ecuador en España.
