Los vascos, su idiosincrasia específica y su problemática en relación con España, son un tema recurrente y persistente en mis preocupaciones personales. En San Sebastián, hace ya mucho tiempo, un joven taxista, emigrante gallego, que me llevaba, durante una jornada, de un lado a otro de la ciudad, para un recorrido comercial -lo que dio tiempo para permitirnos alguna confianza mutua-, en respuesta a cierta pregunta mía, me decía, con énfasis, que allí había gente muy buena y, también, gente muy mala. Me acuerdo del taxista cuando observo el comportamiento diversificado de los políticos vascos y su contraste con el adocenado del politico común español. Gentes como Redondo T., Basagoiti y, acaso, el "tal López" honran a la clase política. O así me lo parece.
Redondo, lo que habría que hacer es empalaros vivos a todos vosotros en postes hechos con billetes de 500€.