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Schuster 'castiga' a los jugadores con cuatro horas diarias de entrenamiento

La plantilla del Real Madrid ha completado su primer día de trabajo en la localidad austriaca de Irdning con una intensa jornada de casi cuatro horas, divididas en dos sesiones en las que el balón ha sido el principal protagonista. Por la mañana, Iker Casillas tuvo que entrenarse al margen del grupo al sufrir una "contractura del músculo recto anterior del cuádriceps izquierdo", con lo que se ha convertido en el primer madridista lesionado en la pretemporada.

La plantilla del Real Madrid ha completado su primer día de trabajo en la localidad austriaca de Irdning con una intensa jornada de casi cuatro horas, divididas en dos sesiones en las que el balón ha sido el principal protagonista. Por la mañana, Iker Casillas tuvo que entrenarse al margen del grupo al sufrir una "contractura del músculo recto anterior del cuádriceps izquierdo", con lo que se ha convertido en el primer madridista lesionado en la pretemporada.

L D (EFE) La sesión vespertina llegaba casi a las dos horas de duración, como ocurrió en la matinal. Tras la siesta y la merienda, desde las 18.00 horas de nuevo el técnico alemán Bernd Schuster mostraba su prioridad por trabajar con balón.

Sin la presencia de los lesionados Iker Casillas, Miguel Torres y Ruud Van Nistelrooy, los 20 jugadores restantes comenzaron la tarde con dos rondos de diez futbolistas. La anécdota se daba en uno de ellos, meramente español, formado por Sergio Ramos, Raúl, Míchel Salgado, Guti, Codina, Granero, De la Red, Balboa, Adrián y Soldado. En el otro había tiempo para las bromas protagonizadas por Cicinho, Cannavaro, Diarra y Dudek, que al acabar los veinte minutos de rondos realizaba trabajo específico de porteros, junto a Codina, a las órdenes de Pedro Luis Jaro.

Los jugadores de campo mostraron uno de los ejercicios preferidos de Schuster. Se dividieron en tres equipos de seis y jugaron un "partido de mantenimiento", sin porterías, con el objetivo de mantener la posesión, librarse de la presión del rival y mejorar la circulación y la técnica con el esférico.

La jornada de trabajo no acababa y en la recta final llegó la parte que menos gusta a los futbolistas, el trabajo físico. Se calzaron zapatillas de deporte, dejando las botas de fútbol, y durante 25 minutos completaron series de carrera a distintos ritmos y con varios parones andando, de unos veinte minutos en total, para medir la frecuencia cardiaca y la intensidad de esfuerzo de cada jugador. Cuando se rozaban las cuatro horas de entrenamiento, entre las sesiones de mañana y tarde, Schuster daba por finalizado el primer día en Irdning. La cena y el descanso esperaban a una plantilla que este martes vuelve a la doble sesión entre las montañas austriacas.

 

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