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La UE seguirá con las ratificaciones pese el "no" irlandés del Tratado de Lisboa

Los gobiernos de la UE se han conjurado para tirar adelante el Tratado de Lisboa, a pesar del “no” irlandés. Los ministros de Exteriores de la UE, reunidos en Luxemburgo, han decidido completar los trámites de ratificación del texto simplificado en los ocho países que aún no los han concluido. España, igual que la mayoría de estados miembros, ha optado por la vía parlamentaria para evitar un rechazo en las urnas.

Los gobiernos de la UE se han conjurado para tirar adelante el Tratado de Lisboa, a pesar del “no” irlandés. Los ministros de Exteriores de la UE, reunidos en Luxemburgo, han decidido completar los trámites de ratificación del texto simplificado en los ocho países que aún no los han concluido. España, igual que la mayoría de estados miembros, ha optado por la vía parlamentaria para evitar un rechazo en las urnas.
L D (EFE) Tras oír a su colega irlandés, Michael Martin, los ministros de Asuntos Exteriores de la UE acordaron este lunes continuar con los procedimientos de ratificación parlamentaria, con la esperanza de que a finales de año veintiséis de los veintisiete hayan ratificado el nuevo tratado.
 
Pese al cierre de filas de los gobiernos de la Unión en el texto simplificado, consecuencia del rechazo del Tratado Constitucional de 2005 en Francia y Holanda, la crisis es patente. En el mejor de los casos, el “no” irlandés  acarreará un considerable retraso en las reformas internas de la UE, que pugna desde hace más de un lustro por adaptar sus instituciones a la nueva realidad de una Europa ampliada a 27 Estados.
 
El ministro irlandés, que no pudo ofrecer a sus socios europeos las razones del rechazo de sus ciudadanos al tratado, aseguró que Irlanda "sigue comprometida con la construcción europea" y "no quiere que la dejen atrás".
 
Nadie quiso hoy blandir la amenaza de una Unión sin Irlanda o una Europa de dos velocidades.
 
La gran incógnita es la República Checa, donde el voto parlamentario sobre el tratado se encuentra en estos momentos pendiente de un dictamen del Tribunal Constitucional.
 
El Gobierno británico, presionado también por una opinión pública muy euroescéptica, tranquilizó hoy a sus socios sobre su decisión de ratificar el texto esta misma semana.
 
En Praga, la situación es mucho más delicada porque, incluso si el Parlamento finalmente aprueba el texto, el presidente checo, Vaclav Klaus, conocido euroescéptico, podría negarse a firmar la ley.
 
En Luxemburgo, el ministro checo de Exteriores, Karel Schwarzenberg, reconoció en rueda de prensa que legalmente no se puede forzar al presidente de la República a sancionar la ratificación, si no quiere.
 
Siguiendo la línea de las manifestaciones vertidas durante los últimos días la mayoría de los ministros europeos se esforzó hoy por minimizar el alcance de la crisis. El jefe de la diplomacia española, Miguel Ángel Moratinos, "no estamos en una hecatombe, no hay crisis europea, no hay sensación de colapso de las instituciones y del alma europea".
 
Todos procuraron, por el contrario, mostrar "respeto" por la "decisión soberana" del pueblo irlandés y "solidaridad" con las autoridades, que se ven ahora ante la difícil tesitura de hacer cumplir la voluntad popular preservando la tradicional vocación europea del país.

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