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DE JUANA CHAOS: LA DERROTA DEL ESTADO DE DERECHO

Aunque parezca increíble el etarra De Juana Chaos no está en prisión por ser asesino confeso de 25 personas. Pese a que fue condenado a casi 3.000 años de cárcel, sólo tuvo que cumplir 18 por lo que en 2005 ya había finalizado su condena. Entonces, la Fiscalía le acusó de un delito de amenazas terroristas por dos artículos publicados en Gara. En principio pedía más de 90 años, en pleno "proceso de paz" y tras la primera  huelga de hambre del etarra,  Conde Pumpido rebajó la petición a sólo trece años. Finalmente fue condenado a doce años que el Tribunal Supremo rebajó a tres. Una segunda huelga de hambre, le sirve para ser excarcelado varios meses durante la negociación del Gobierno con ETA. Sólo al romperse el "proceso de paz" el etarra vuelve a prisión.

L D (R. Vilas) Tan sólo 18 años de cárcel le costaron a De Juana Chaos los 25 asesinatos por los que jamás ha mostrado una pizca de arrepentimiento. La condena fue de casi 3.000 años pero se benefició de las rebajas de penas contempladas en el Código Penal heredado del franquismo, ya que la reforma impulsada por el PP en 2003 no se puede aplicar de forma retroactiva.  
 
Una reducción de condena que no tuvo en cuenta ya no la falta de arrepentimiento, sino las mofas e insultos que desde prisión el criminal dedicaba a las víctimas del terrorismo. Tras el asesinato del concejal de UPN Tomás Caballero, el etarra pedía a la dirección de la prisión  de Melilla champán y langostinos para celebrar "la jubilación forzosa del franquista antivasco Tomás Caballero Pastor". Por si fuera poco para conocer la calaña del terrorista, en una de sus cartas enviadas desde la cárcel en el año 1998, el sanguinario etarra se refería así al asesinato del matrimonio Becerril en Sevilla: "Me encanta ver las caras desencajadas de los familiares en los funerales. Aquí, en la cárcel, sus lloros son nuestras sonrisas y acabaremos a carcajada limpia. Esta última acción de Sevilla ha sido perfecta; con ella, ya he comido para todo el mes."
 
Pese a estas evidencias de la ausencia total de voluntad alguna de "reinserción", se le aplicaron de forma más que generosa todo tipo de reducciones de penas de forma que  en 2005 ya había cumplido su condena, fue condenado en 1987, y se disponía a salir a la calle. En enero, el juez de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska ordenaba, a petición del fiscal, prisión preventiva para el etarra por los delitos de pertenencia a banda armada y amenazas terroristas presentes en dos cartas que publicó en el diario Gara el pasado mes de diciembre. Con esta nueva imputación quedaba paralizada la excarcelación del etarra que estaba prevista para febrero de ese año.
 
En junio de 2006, la Fiscalía de la Audiencia Nacional solicitó una condena de 96 años acusado de amenazar, en artículos publicados en el diario Gara, al presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez, y a cinco directores de prisiones. Dos meses después el etarra se declaraba en huelga de hambre para exigir su excarcelación.
 
A partir de ahí y en plena negociación del Gobierno de Zapatero con ETA, el criterio de Conde Pumpido cambió de forma radical. En octubre la fiscalía rebaja la petición de 96 a trece años. En noviembre la Audiencia Nacional condenaba a doce años al terrorista. Tras el éxito de la primera falsa huelga de hambre (se alimentaba de pan de molde y jamón york), De Juana vuelve a chantajear al gobierno. Consigue ser excarcelado en uno de los mayores escándalos democráticos de nuestra historia como contrapartida a ETA en la negociación. Pese a la enorme movilización social exigiendo justicia mientras De Juana paseaba con su novia por San Sebatián, sólo volverá a prisión al romperse el mal llamado "proceso de paz".
 
Paralelamente a su excarcelación, el etarra recurre su condena al Tribunal Supremo y consigue que se la rebaje a sólo tres años. En agosto de este año quedará en libertad.  

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