(Libertad Digital) Como viene haciendo desde el principio, El País vuelve a hacer su particular silogismo: los "conspiranoicos" dicen que los atentados del 11-M los cometió ETA. La Audiencia y el Supremo señalan que ninguna de las pruebas presentadas avalan que la organización terrorista vasca participara en la masacre. Conclusión: los "conspiranoicos", es decir, aquellos que no apoyan las tesis defendidas por el Gobierno y secundadas por la Fiscalía, han sido derrotados.
Las declaraciones de este viernes de Federico Trillo sirven de excusa al periódico de Prisa, como también han servido a Chaves, para volver a cargar contra el PP. Y eso a pesar de que García Escudero haya dado un espectacular espaldarazo a sus tesis y que Rajoy siga sin pronunciarse sobre el fallo.
En una información titulada "El Supremo cierra el círculo", El País dice que la sentencia del alto tribunal "da una explicación coherente, razonada y completa de lo ocurrido en los trenes, avala a la Audiencia Nacional y entierra definitivamente el bulo conspirativo".
Lejos de ser esta la realidad, con la sentencia del Supremo se pone de manifiesto el desconocimiento sobre quién ideó la masacre, quién la preparó, ejecutó y mandó llevarla a cabo. Ratifica la exculpación de los tres presentados por la Fiscalía como autores intelectuales. La autoría material queda atribuida a Zougam y ya, en contra del criterio de la Audiencia, sólo a alguno de los muertos de Leganés. Y absuelve a importantes acusados, por cuanto eran el nexo de unión con el islamismo radical. Entre ellos, Basel Ghalyoun y Almallah Dabas. Además, desvincula absolutamente la matanza con Al Qaeda.
Para El País, la sentencia "establece con claridad meridiana la naturaleza yihadista de sus autores". Emplea un "razonamiento lógico, basado en las pruebas del sumario". Pero quizá una de las más importantes y que hubieran podido determinar con certeza qué explosivo se utilizó fue destruida. La sentencia tiene una mención especial para esta cuestión: "Puede resultar sorprendente una tan apresurada destrucción [de los trenes], que impidió un estudio posterior más reposado y en profundidad, e incluso su reiteración de haber sido necesaria, de aspectos que pudieran haber resultado de interés para la investigación". Nada de esto recoge la información de El País.
"Muchas falsedades se han quedado estos años por el camino. Las sentencias de la Audiencia y del Supremo las aniquilan. [...] Es una lástima que en estas materias no haya controladores antidopaje. Si esto fuera como en el Tour, los habrían ya echado a todos por tramposos", concluye.