Pilar Dávila , actual directora del Instituto de la Mujer, es muy poco conocida por sus iniciativas en la parcela que le compete, pero ya tenemos constancia de una fechoría realizada bajo su mandato y que, si no fuera porque a pocos les importa cómo se gana la vida, sería motivo inmediato de cese en su cargo. Arrojar a la basura una abundantísima documentación del Instituto que incluye datos personales, cartas de ministros y expedientes de todo tipo de los años 78 al 93 porque se cambian de piso es, no sólo grave en sí mismo, sino un verdadero ejemplo de que todo vale con tal de tener más espacio para despachos. ¿A quién le interesa la política de la mujer desde la transición democrática o la custodia de documentos públicos cuando lo fundamental es la albañilería y el interiorismo?
La política del PP en relación a la mujer ha sido de una banalidad, oscuridad y contradicción notables. Los gestos de José María Aznar y las campañas de Ana Botella han suplido una anemia que con cuatro lecturas de la historia del feminismo, sobre todo el liberal o "burgués" del que se ocupó Carlota Bustelo, la hubieran podido remediar. Pero que Villalobos haga de Almeida es más fácil que estudiar los papeles y tener las ideas claras. Ahora, gracias a la denuncia de "El Mundo", hemos podido ver de una manera gráfica la gran aportación del Instituto de la Mujer a la construcción de la historia de las mujeres en España. Gracias.
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