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Alberto Míguez

Pepe Gotera y Otilio, a bordo

Dos técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) español han podido, al fin, entrar en el submarino nuclear británico atracado en la rada de Gibraltar mientras lo reparan, o algo así. Ha sido imposible saber si estos mecánicos pudieron acceder al reactor averiado a través del material que portaban (“muy sofisticado”, según fuentes oficiales españolas) o si se limitaron a visionar las pruebas captadas por la microcámara británica situada en las proximidades de la fisura.

Otro misterio sin resolver es si los tales técnicos españoles tienen la capacidad necesaria para evaluar las características y gravedad de la avería dado que, como reconoció hace días el propio presidente del Consejo del CSN, los especialistas de este organismo sólo trabajan en asuntos relacionados con las centrales nucleares y no con los reactores de carácter militar.

Aunque el asunto tiene ribetes dramáticos, la historia del llamado “submarino amarillo” de Gibraltar y la visita de los “mecánicos” españoles al navío recuerda a los dos inolvidables personajes de cómic del no menos inolvidable Ibáñez: Pepe Gotera y Otilio.