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Aníbal Vásquez

De espaldas al estado de derecho

Un referéndum insólito acaba de desarrollarse en Venezuela: la población fue convocada para decidir si se debía suspender a los líderes del movimiento sindical, de acuerdo a un nuevo "Estatuto Especial" electoral. La consulta, que se realizó junto con elecciones municipales parciales, representa uno de los más serios atentados al estado de derecho que se haya realizado en el país.

Al aprobarse el referéndum, el gobierno ha quedado facultado para intervenir la Confederación General del Trabajo, la principal central sindical del país, que está dirigida por personas que no respondían al partido de gobierno y desarrollaban una línea de moderada oposición.

Con el supuesto aval de la ciudadanía, con el apoyo de un texto vago e impreciso -y arrogándose un poder de intervención que nadie le ha conferido- el gobierno puede entonces intervenir de hecho a los sindicatos y colocar allí a gente que le es fiel a su partido. De esta manera Chávez completa otra vuelta de tuerca más en su propósito de hacerse con el control absoluto de la vida nacional. Ya domina la Asamblea Nacional, el poder judicial y otros organismos supuestamente independientes que, como la Fiscalía y la Contraloría, están bajo el control de personas que él mismo ha designado prácticamente a dedo. Ahora, con los sindicatos, pasará a invadir una esfera de influencia que siempre estuvo vedada al poder del estado y tendrá entonces la forma de vigilar que no se haga oposición alguna a su gobierno.

Pero, además de este problema de fondo, de tremenda significación, existen algunas circunstancias "técnicas" que agravan la situación. Cansada de las sucesivas elecciones que el chavismo ha utilizado para ir ampliando su poder, ajena a las disputas sindicales o confundida por la pregunta de este curioso referéndum, una buena parte de la ciudadanía optó por no participar, absteniéndose de concurrir a las urnas. Las cifras oficiales mencionan 78% de abstención, aunque el porcentaje exacto, con seguridad mayor, nunca lo sabremos.

Miriam Kornblit, una conocida investigadora venezolana, ha demostrado que en anteriores elecciones se manipularon grandes cantidades de votos, se alteró el padrón electoral, se entregó a los votantes boletas premarcadas y hubo significativos problemas en el recuento de votos. De este modo se cambió a favor del partido de gobierno el resultado en cinco estados y en un número considerablemente mayor de alcaldías. El fraude, para decirlo de un modo más directo, seguramente ha alterado los resultados oficiales de este referéndum. Según la Red de Veedores, una organización independiente, la abstención real osciló entre el 87% y el 92%, y las múltiples irregularidades comprobadas hacen poco creíble el resultado final: 62% de aceptación, que en todo caso representaría menos del 10% del total de electores.

Con la realización de estas elecciones, además, la idea de crear una democracia participativa -de la que tanto alardea el presidente- ha adquirido un tinte totalitario bastante preocupante. El recurso del referéndum no se utiliza para ejercer una adecuada supervisión sobre el gobernante o los organismos del estado, sino que se emplea para que el estado, con un supuesto mandato popular, tome el control de las organizaciones voluntarias de los ciudadanos que no tienen por qué ser interferidas por el poder político. "Nada fuera del Estado, todo con el Estado" -el lema de Benito Mussolini- parece aplicarse cada vez con más exactitud a esta nueva Venezuela caudillista y autoritaria.

No resulta extraño, ante todo esto, que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y diversas organizaciones sindicales internacionales hayan expresado su más franca y airada protesta. Ni que un grupo importante de ciudadanos, entre los que se encuentran cuatro ex candidatos presidenciales, haya decidido repudiar abiertamente este referéndum, rompiendo en público los tarjetones de votación, a pesar de las amenazas de cárcel para quienes lo hicieran.

Mientras una ciudadanía cada vez más apática y frustrada soporta como puede la verborrea y las pretensiones autoritarias de Hugo Chávez, van apareciendo lentamente los focos de oposición que algún día no tan lejano pondrán un límite a esta absurda aventura que hoy vive Venezuela.

© AIPE

El venezolano Aníbal Vásquez es Analista político.

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