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Diana Molineaux

El pataleo demócrata


Ni denuncias ni maniobras han sido capaces de impedir la confirmación de John Ashcroft como secretario de Justicia, para el cual había una mayoría garantizada antes de empezar la votacion de este jueves en el voto del pleno del Senado, pero el Partido Demócrata no renuncia por lo menos al pataleo: trata por todos los medios de conseguir un abundante número de legisladores que demuestren su desacuerdo.

El lema del momento es "enviar una señal" de que "no tolerarán" posiciones tan extremas como las de Ashcroft, conservador religioso, enemigo del aborto y partidario de la igualdad de oportunidades, que no respeta la "corrección política" de las cuotas para minorías, el aborto sin limitaciones y el cinismo religioso.

La "señal" está en conseguir por lo menos 41 votos demócratas contrarios a Ashcroft que, en la víspera de la votación, todavía no estaban garantizados a pesar de las intensas gestiones del líder de los senadores demócratas, Tom Daschle. ¿Por qué 41? Porque es la cifra mágica que permite el "filibuster" senatorial, la táctica de hablar ininterrumpidamente para evitar que se pueda votar. Únicamente puede impedirla una mayoría de más de 60 senadores.

Tal "filibuster" sería contraproducente en esta fase de luna de miel con el nuevo presidente, pero Daschle quiere hacer de necesidad virtud y demostrar que renuncia a bloquear el voto por magnanimidad, no por falta de apoyo.

La situación mejoró para Ashcroft este miércoles con el espaldarazo de dos prestigiosos demócratas: Robert Byrd, el venerable y veterano senador de West Virginia, quien dijo que votaría por Ashcroft pues le toma la palabra de que respetará la ley y no la violará en aras de sus convicciones personales. Añadió que sería una "arrogancia suprema" no creer tales promesas, aparte de que ningún senador resistiría el escrutinio al que ha estado sometido Ashcroft. Poco después, el prestigioso senador de Connecticut Christopher Dodd anunció también su apoyo ante la evidencia de que ha algo bueno ha de tener Ashcroft para que la población de Missouri lo eligiera democráticamente cinco veces.

En las filas demócratas justifican el pataleo como una "señal" a Bush de que no podrá nombrar en el futuro un juez verdaderamente conservador para el Tribunal Supremo, pero Daschle dio la verdadera clave al declarar que es preciso atender a las bases de sindicatos, feministas y negros radicales. Ante la "ofensiva del encanto" desplegada por Bush es importante impedir a tiempo cualquier devaneo de los grupos demócratas tradicionales, sin ellos, no hay la más mínima esperanza ni de ganar escaños en el 2002 ni de poner un demócrata en la Casa Blanca en el 2004.

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