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Katia Borrás

Miércoles de ceniza

En el estado federal de Baviera el miércoles de ceniza tiene una larga tradición política. Los principales partidos aprovechan año tras año el inicio de la Cuaresma para lanzarse críticas mutuas sobre la gestión de asuntos prioritarios de la agenda política. Con el tiempo, este debate ha trascendido las fronteras bávaras y se practica a nivel nacional. Además de grandes cantidades de jarras de cerveza y panecillos de arenque, este miércoles se sirvieron toda una variedad de ataques que no tenían desperdicio.

Resultó de lo más picante el duelo verbal entre el canciller federal Schröder, del partido socialdemócrata SPD, desde Maguncia (estado federal de Hesse) y el primer ministro bávaro, Stoiber, del partido de los conservadores CSU, desde Vilshofen (Baja Baviera). La mala gestión de la crisis de las vacas locas fue la diana de los ataques desde uno y otro lado, aunque también se criticaron mutuamente cuestiones referentes al pasado militante de izquierdas del actual ministro de Exteriores, Fischer (Los Verdes), así como la presunta financiación ilegal de los conservadores (CDU) en la época del ex canciller Kohl y el actual reparto de competencias en la dirección del partido, dos cuestiones que han provocado un largo debate en el seno de la oposición.

Ante 8.000 espectadores presentes en la Sala de los Nibelungos de Vilshofen, Stoiber atacó duramente a la coalición gubernamental rojiverde por su falta de solidaridad con los ganaderos en la crisis de la vacas locas. También aprovechó su alocución de tres horas para criticar los ‘demás fracasos’ del actual Gobierno: su política tributaria, de pensiones y de asuntos familiares.

Por su parte, y ante un auditorio de 1000 personas, Schröder replicó que, como oposición gubernamental, a los partidos de la Unión (CDU/CSU) les falta claridad de concepto. Müntefering, el secretario general bávaro del SPD, acusó a Stoiber de llevar una política agraria diletante y prepotente, basándose en que en Baviera se ha registrado el mayor número de casos de EEB, así como por el suministro incontrolado de antibióticos a los cerdos.

Pero también el secretario general de los liberales (FDP), Westerwelle, desde Passau (Baviera) reprochó al ministro de Exteriores Fischer haber mentido en público sobre su pasado, lo que disminuye considerablemente –continuó Westerwelle– su credibilidad política. En cuanto a la oposición, manifestó su preocupación por la desorientación en la que ésta se encuentra inmersa.

En un principio, los ganaderos bávaros se reunían al inicio de la Cuaresma en una feria de ganado de Baviera y discutían sobre política. En el mismo lugar se dan hoy cita políticos alemanes del más alto rango y, fieles a la tradición, el nivel del debate se ajusta plenamente al origen del encuentro. El tira y afloja de las críticas recuerda, sin duda, al regateo de las ferias, pero de lo que se trata, al fin y al cabo, es de poner un fin simbólico al carnaval político. El consumo masivo de cerveza y demás tentempiés germánicos acompaña a los comensales políticos para hacer borrón y cuenta nueva y entrar en el periodo de reflexión que trae la Cuaresma. No siempre se consigue.

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