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Ignacio Montes

Ellas de rositas, ellos repudiados

Las monas de la Casa de los Horrores, intuyen (no es lo mismo que pensar) que la audiencia, tan femenina en estos fatídicos programas, larga más a ellas que a ellos. Y con tal motivo hicieron complot para nominar a los monitos. Fran el de los guarrillos, Roberto deseos y Ángel telojuroporsnoopy fueron los candidatos para la próxima expulsión. Y con este panorama es fácil descifrar que será el último mono en entrar el que primero salga. Fran sigue gustando a la audiencia, y Ángel es demasiado guapo para que las miles de féminas que se tragan el programita y votan le larguen.

Sabrina miraquesoyfina, que no se debe haber enterado de los comportamientos del público, se rompió al escuchar en boca de la Milá el nombre de su súper amado. Un mar de ocultas lágrimas (siempre va con gafas de sol esta monita caprichosa) llenaron sus ojos de buey. Y el telojuroporsnoopy tampoco se quedó manco. Guardó silencio y esperó el cobijo de la noche para romperse los ojos con las aguas de la depresión.

Roberto deseos (a veces, sólo a veces, demuestra un pellizco de cordura) se pregunta: ¿por qué se quedan así cuando conocen que están nominados? Al último mono en entrar al horror le alucina la farsa que tienen sus compis, haciendo de lo previsible un dramón con caída de telón incluida.

Amigos para siempre

Kayet el mudo sigue jugando al ratón y al gato con Karola la grillo. Ahora te cojo, ahora te dejo, no sé si besarte o comerme a Ángel a besos. Y es que este nene tiene una crisis de identidad. Había que ver los mocos que destilaban sus lindas narices cuando se oyó en las nominaciones el nombre del Angelito. Mientras esto pasaba en la jaula, en el salón de té que despliega la Milá cada miércoles, Marta la superdivinadelamuerte confesó que estaba enamorada de Kayet. Mucho amor para tan indeciso individuo.

Flotadores a gogó

De piedra se le ponen los ojos a Eva la suave cada vez que su retoño, Emilio submundos se quita la camiseta. Uno, dos, tres, cuatro... en el horizonte, atisbando o cual buitre carroñero, le cuenta las lorzas Mari la potingues. Y es que el monito tremendo (este engendro de la más cutre moda de los 70, quizá antes de Cristo) tiene michelines pá poner una tienda de colchonetas playeras en pleno Benidorm. No sé si es por eso, o por su insoportable melosidad, por lo que su nena, Evita (al loro con ésta que también tiene tela) frunce el cejo en un gesto indescifrable cada vez que él se le arrima. Lo único salvable del programa sigue siendo la perrilla Tierra.

Todos a la pelu

Y esa Mari, que nos tiene locos, se ha erigido como el mal del mal en tan dulce reducto (que no eructo). Juega a ser fina y a esto, ya ven, no le gana ni mi prima la Milá, que ha debido cabrear a su peluquero y sus mechas se han convertido en la misma explicación del sustantivo. Léase, Mecha: reguero de fuego que abrasa todo a su paso. Ya no es rubia Merche, está incendiada.

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