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Jalis de la Serna

El centauro cayó al albero

Lleno en la Monumental de Las Ventas el sábado 19 para ver los rejones. Se lidiaron 6 toros de Flores Tassara, apretados de carnes, nobles primero y segundo. El resto mansos y parados.

Joao Moura: Un rejón de muerte y un descabello (oreja y vuelta). En el tercero que mató por Hermoso de Mendoza, rejón de muerte y tres descabellos(silencio). En el quinto tres pinchazos, rejón de muerte y dos descabellos (gran ovación).
Leonardo Hernández : Dos rejones de muerte después de varios pinchazos (ovación). En el cuarto, rejón de muerte y dos descabellos (silencio). En el sexto, rejón de muerte (oreja y vuelta).
Hermoso de Mendoza resultó cogido en el principio de la lidia al tercero de la tarde.

Había acudido el público en tropel a la plaza para ver a Hermoso de Mendoza. El jinete navarro, muy por encima del resto de los rejoneadores, ha alcanzado un nivel de popularidad similar al de muchas figuras del toreo. Todos preparados para ver triunfar a su ídolo. Pero no pudo ser… El tercero, muy tardo y reservón, se había emplazado en el centro del ruedo. El valiente caballero navarro, consciente de lo que el público esperaba de él, se la jugó, sin aliviarse, con toda la verdad que le ha aupado hasta el número uno del rejoneo. Al tercer intento de poner un rejón de castigo en los medios, el morlaco hizo por el equino y se produjo la espeluznante caída. Salió del ruedo doliéndose del brazo izquierdo y no pudo continuar la lidia. A partir de ese momento el abatimiento se hizo dueño de los tendidos.

Joao Moura derrochó temple en su labor con el toro que abría plaza. El de Flores Tassara tenía mucha nobleza, aunque le faltó codicia. No fue problema para Moura. Ya desde los rejones de castigo, el portugués, a lomos de Bohemio, enceló al cornúpeta al estribo de su montura. Luego puso banderillas con mucha ligazón y limpieza, ni una sola pasada en falso. Haciendo gala de las mismas virtudes puso, a lomos de Oasis, dos banderillas cortas y una rosa. Cortó una oreja de ley después de clavar arriba el rejón de muerte y descabellar en una ocasión.

Después de justificarse con el público al matar el que derribó a Hermoso de Mendoza, en el quinto, Joao Moura, tuvo la puerta grande al alcance de su mano. Lástima de su mal manejo del rejón de muerte. En una magnífica labor con las banderillas consiguió despertar a tendidos. Luego, al poner las "cortas" por los adentros llegó otra vez el entusiasmo, sólo se puede reprochar alguna pasada en falso. Con el triunfo tan cercano le tuvo que saber a poco al luso la ovación que el público le tributó al caer el burel.

Se fue viniendo arriba Leonardo Hernández en el segundo de la tarde. Después de dos rejones de castigo y con el toro muy parado en los medios, el caballero cordobés puso dos banderillas con mucho riesgo. El público se calentó de verdad cuando el jinete, montado en Lago, siguió con banderillas y se entregó con un buen par a dos manos que Hernández clavó en los medios. No estuvo afortunado con el rejón de muerte y perdió la oreja que tenía cortada. En el cuarto, el buen rejoneador andaluz intentó levantar los tendidos, rotos tras ver caer a Hermoso, con una lidia muy vistosa. Aunque clavó arriba todos los garapullos, estuvo algo precipitado y no terminó de llegar al respetable.

En el sexto sí recuperó la brillantez. En una faena calcada a la del segundo toro, Hernández recuperó la conexión con un público que disfrutó al verle banderillear en ceñidísimos embroques. Mató de un rejonazo de muerte y se le concedió una justa oreja.

Al final, a pesar de la ilusión que pusieron Moura y Hernández para levantar la tarde, el público salió de la plaza con la decepción de haber visto caer a un ídolo.

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