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Emilio J. González

El BSCH cierra su crisis

El mundo de la banca tiene una idiosincrasia muy particular. Por ejemplo, sus entidades son bastante herméticas respecto a sus planes. De hecho, rara vez algún periódico consigue una exclusiva sobre las intenciones de tal o cual entidad. También, y esto es una buena costumbre, suelen lavar los trapos sucios dentro de casa y muy pocas veces reconocen que se han equivocado. Por ello, la situación que se vivía en el BSCH en las últimas semanas era completamente anormal y exigía una solución rápida. Ahora acaban de dársela.

Después del examen de conciencia que hizo en público Emilio Botín, al manifestar que no habían sabido aprovechar las sinergias de la fusión, el banco acaba de decidir agrupar al Santander y al Central Hispano bajo una sola marca y sacar a Banesto de Bolsa. Seguramente, el BSCH ha aprendido la lección del BBVA y de sus propios errores y ha optado por poner en práctica lo que parece la solución más lógica para culminar el proceso de fusión. Un proceso que nunca es fácil porque, entre otras razones, hay que unificar dos culturas distintas de gestión bancaria e integrar dos equipos directivos que, antes de la operación, eran competidores. Y el BSCH, hasta ahora, no había sabido gestionar esa unificación.

Prueba de ello son las repetidas noticias aparecidas en las últimas semanas acerca de las desavenencias entre los dos copresidentes del banco, Botín y José María Amusátegui, y sus respectivos equipos. Pero para una entidad bancaria, y más si se trata del BSCH, esas batallas nunca son buenas porque deterioran la imagen de la sociedad y dejan heridas difíciles de cerrar que terminan por tener un coste en forma de pérdidas de personas validas para afrontar el futuro. Un futuro, desde luego, que tiene que abordarse con un equipo unido, sin fisuras, de forma que se pueda concentrar en las actuaciones eficientes en un escenario global donde el cambio de parámetros de referencia es una constante.

Ahora, con el fortalecimiento de la figura y el papel de Corcóstegui dentro del banco, ese objetivo parece logrado. De esta forma, el BSCH cierra una crisis que nunca debió abrirse si la estrategia del proceso de fusión hubiera sido otra.

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