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Héctor Fernández

Nicotina y literatura

¿Saben ustedes de alguna excusa más ocurrente para narrar la propia biografía que los desmanes cometidos por la adicción al tabaco? A primera vista parece absurdo, pero deberían conocer a Zeno Cosini, o el retrato que de él hace Italo Svevo, para convencerse de que cualquier excusa es buena para comenzar un relato, sobre todo, cuando de resultas, aparece un texto único, como éste. Porque, ¿cuántas veces ha dicho usted que el que ahora enciende será su último cigarro? Zeno, muchas.

Trieste, principios del siglo XX. Un peculiar rentista, perdedor con suerte en una vida de sinsabores, es llevado por prescripción facultativa a hilvanar los retazos de su vida en busca de una causa que explique su adicción al tabaco. De ese esfuerzo mental –que en ocasiones crea arrugas en la frente–, surgen anécdotas, historias y reflexiones que dan cuenta de todas aquellas contradicciones inherentes al alma humana. Contradicciones que en Zeno forjan su vida entera, desde el amor por su padre a la pasión por su cuñada.

Pero sin dramas ni traumas, porque el peculiar estilo agridulce del autor convierte en sonrisas todas las desventuras del protagonista y en principios categóricos las reflexiones que se vierten desde estas páginas que, al tiempo, nos hacen de aguafuerte, como un cuadro que describe el singular ambiente burgués en aquella tierra de nadie –y de todos– entre Austria e Italia.

Por último, recordar que entre los valedores de Svevo se encontró otro de los grandes del siglo XX, el inmortal James Joyce.


Italo Svevo,La conciencia de Zeno, Lumen, 424 páginas.

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