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Emilio J. González

¿Dónde está Giménez-Reyna?

Desde su dimisión hace dos meses como secretario de Estado de Hacienda, como consecuencia del caso Gescartera, no se sabe nada de Enrique Giménez-Reyna. Posiblemente, ha llegado la hora de que abandone su escondite y salga a la luz pública para responder a las preguntas, y muchas, sobre su relación con la agencia de valores y su principal accionista, Antonio Rafael Camacho.

Giménez-Reyna, ante todo, debe dar explicaciones de sus actividades como lobbysta mientras ocupaba el cargo de secretario de Estado, que, por cierto, es incompatible con este tipo de trabajos. Y es que el asunto es grave, puesto que Giménez-Reyna se encargó de organizar sendos almuerzos entre la cúpula directiva de Gescartera y la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Pilar Valiente, para hablar, precisamente, de la situación de la agencia de valores y de la multa que el año pasado le impuso la CNMV. Esa no es una labor propia de un secretario de Estado.

Pero la trama se hila fácilmente con dos datos: por un lado, Giménez-Reyna fue asesor fiscal de Gescartera hasta su nombramiento en 1996 como director general de Tributos; por otro, Giménez-Reyna y Pilar Valiente fueron los dos personajes que entraron un sábado por la noche en la sede de la Agencia Tributaria para hacerse con los expedientes de aquel asunto de los 200.000 millones de deuda fiscal perdonados por Hacienda en tiempos del PSOE que luego quedó en papel mojado. ¡Que buena relación para una trama que podría empezar con un presunto fraude fiscal y concluir con una presunta estafa, con la CNMV como nudo gordiano de todo este asunto!

Giménez-Reyna también debería proporcionar explicaciones acerca de Gescartera, puesto que, como asesor fiscal que fue de la por entonces sociedad gestora de inversiones, debería saber algo de lo que sucedía allí. Desde luego que en los almuerzos con Pilar Valiente debió enterarse de algo. Precisamente por ello, es llamativo que, dos días antes de presentar su dimisión, Giménez-Reyna reconociera que tenía dinero invertido en Gescartera. ¿Por qué motivo? ¿Es que le van las emociones fuertes?

Otra cuestión sobre la que Giménez-Reyna debería hablar es del papel de la Agencia Tributaria en todo este asunto. Primero, porque como secretario de Estado de Hacienda que fue hasta hace dos meses, él era el presidente de la misma. Segundo, porque el director de la Agencia, Ignacio Ruiz-Jarabo, presentó hace tres meses su dimisión al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, debido a las constantes interferencias e intromisiones en su labor por parte de Giménez-Reyna. Una cuestión en absoluto baladí, puesto que el dinero de los clientes vip llegaba a Gescartera en maletines o en cheques bancarios por importe inferior al medio millón de pesetas. A partir de esa cantidad, los bancos están obligados a comunicar a Hacienda cualquier operación. Es evidente, por tanto, que lo que se pretendía era eludir esos controles, probablemente porque ese dinero era dinero negro.

¿Dónde está Giménez-Reyna? Esta es una de las preguntas que ahora se hace todo el mundo. Por ello, el ex secretario de Estado debería abandonar su escondite para proporcionar todas las explicaciones que sean necesarias. Si no, alguien debería citarle a declarar para que aclare todas estas cuestiones.

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