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José Ignacio del Castillo

¿Contra el racismo?

Siguiendo las viejas tácticas estalinistas de organizar congresos con nombres que suenen bien, para hacer avanzar a través de los mismos el ideario socialista, la ONU he convocado para esta semana un “Congreso contra el racismo” a celebrar en Durban, Sudáfrica. A la vista de los resultados de los congresos anteriores sobre cuestiones como población, medio ambiente o SIDA y de los asistentes a éste, la farsa esta garantizada. Si los problemas de población se resuelven financiando coactivamente el aborto y la esterilización masiva, si la “defensa del medio ambiente” consiste en destruir el tejido industrial del mundo desarrollado para volverlo a situar en la Era Preindustrial y si contra el SIDA no se les ocurren mejores remedios que la demonización de aquellos laboratorios farmacéuticos que más éxito han tenido a la hora de combatir la enfermedad, lo que nos espera esta semana es para echarse a temblar.

Entre los asistentes que han confirmado su presencia aparecen joyas como Fidel Castro, Kabila jr., Yasser Arafat o una representación del Congreso Nacional Africano. No parece que tenga demasiado sentido reunir un buen plantel de colectivistas para condenar una de sus manifestaciones más asquerosas.

El racismo en su esencia no es más que una forma de colectivismo. Al atribuir o denegar los derechos según la pertenencia a una raza, el racismo considera que es el colectivo, y no el individuo, el legítimo detentador de los derechos. Es por eso que el único antídoto eficaz contra el racismo es el liberalismo individualista. Del racismo no nos van a librar ni sanguinarios dictadores bananeros, ni la versión edulcorada socialdemócrata que aprueba leyes de “discriminación positiva” para las minorías, mientras niega la existencia de los derechos de cada individuo, la menor minoría que existe. Y es que la propia idea de “discriminación positiva” es en sí misma una aberración racista, al conceder privilegios a una persona, precisamente por pertenecer a una raza.

Hace tiempo se consideraba justamente un gran logro en la lucha contra el racismo, la eliminación de las preguntas sobre los orígenes raciales de los cuestionarios para acceder a una universidad o a un puesto en la Administración. La implantación del sistema de cuotas “para luchar contra el racismo” ha vuelto a clasificar a los hombres según su raza. Que los que han conseguido este “magnífico logro” se reúnan ahora junto con los terroristas aupados a gobernantes para condenar el racismo, recuerda aquellos Frentes por la Paz y Contra el Fascismo que montaban los comunistas durante los años 30 y 40, mientras negociaban el Pacto Germano-Soviético para entrar con los tanques por ambos lados de Polonia.

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