Acción desenfrenada. Eso es lo que nos ofrece esta maxiserie, el regreso de uno de los antihéroes más emblemáticos de la Marvel de los 90: Punisher, un personaje que se toma la justicia por su mano asesinando a todo criminal que encuentre. La acción comienza cuando Punisher declara la guerra a la familia Gnucci, mafiosos todos ellos, y comienza su habitual exterminio de jefes y secuaces de la única forma que sabe: a tiro limpio. Al mismo tiempo, asistimos a la aparición de algunos villanos realmente interesantes como el padre Redondo y Élite.La verdad es que, antes que su calidad, lo primero que atrae la atención del lector son sus autores: Garth Ennis y Steve Dillon, que se reúnen de nuevo tras terminar la serie que les lanzó al estrellato (la ultra-famosa Predicador). Y aunque no alcancen el nivel de calidad que lograron con dicha colección, su labor en Punisher basta para convertirla en una de las mejores del panorama comiquero actual.
Ennis nos ofrece su habitual mezcla de acción y humor negro, presentándonos al Punisher más duro de los últimos años: ese Frank Castle que mira a la muerte a los ojos y le hace un corte de manga. Además, le devuelve a sumodus-operandioriginal: el único enemigo vencido es el enemigo muerto. Su mayor logro, sin embargo, radica en conseguir que una serie en la que el protagonista se dedica a tirotear a sus enemigos, número sí, número también, resulte entretenida. Para eso recurre a las más brutales formas de asesinato que pueda imaginar (y eso, viniendo de Ennis, es mucho decir).
El trabajo de Dillon supone una grata sorpresa; hace unos rostros más diferenciados (al final de Predicador todos eran iguales), y los combina con su habitual capacidad narrativa. El entintado de Palmiotti sin duda le hace subir muchos enteros a un dibujo que ya es excelente de por sí.
En fin, Punisher es una serie excelente, que te entretiene desde el principio hasta el final, y una de las pocas que consigue que todos, hasta los más pacifistas y anti-violentos, nos riamos con los brutales asesinatos que perpetra el señor Castle.