Nueva rebelión de la clase media
Los nuevos incidentes que han convertido el centro de Buenos Aires en un caos fueron protagonizados según todas las informaciones por gente de la clase media que protestaba por la resolución de la Corte Suprema apoyando la decisión del gobierno sobre el “corralito” financiero (los depósitos bancarios a los que los ahorradores no pueden acceder por decisión del ejecutivo). Todo empezó con un “cacerolazo” en dos barrios burgueses de Buenos Aires, Belgrano y Caballito. La gente salió a la calle al grito de “¡que se vayan los “chorros” (ladrones) del gobierno!” en referencia directa a los ex colaboradores del presidente Menem que se han colado en el nuevo ejecutivo llamados por el presidente interino Rodríguez Saa (Grosso, Manzano, Matilde Menéndez), todos ellos acusados o condenados por corrupción, tráfico de influencia y otros delitos.
Muchos temen en Argentina que el “cambio de guardia” en el poder haya permitido a los peronistas (justicialistas) alcanzar el poder sin elecciones previas ni legitimación popular alguna. Las gentes que rodean al presidente interino forman parte de esa vieja guardia que colaboró con Carlos Menem en sus más que polémicos mandatos, se aprovechó de la golfería institucional y personal promovida por el ex presidente durante muchos años. El hartazgo de la clase media argentina se manifestó de nuevo masivamente en los cacerolazos y posteriores concentraciones ante la Casa Rosada (sede de la presidencia de la República) y el Congreso, que en algunos casos terminaron violentamente por la acción de “grupos de jóvenes incontrolados”.
Horas antes, cientos de personas –jubilados, rentistas, amas de casa, empleados, etc- hicieron colas ante los bancos durante casi toda la jornada con la intención de retirar parte de sus ahorros para sobrevivir en los próximos días hasta que el próximo 2 de enero concluya el “feriado bancario”. Tiempo perdido. La banca no abrió y la frustración de la espera fue calentando el ambiente sobre todo cuando la Corte Suprema (Tribunal Supremo) ratificó el “cerrojazo al corralito”. Hace días la clase media fue decisiva en la renuncia del presidente De la Rúa y del superministro Domingo Cavallo. Esa clase media que durante muchos años fue la espina dorsal de la estabilidad y prosperidad argentina. Ahora empobrecida, frustrada y encolerizada parece decidida a no pasarle una al nuevo presidente y sus colaboradores, temerosa de que este cambio gestado hace apenas una semana con tanto dolor se quede en nada. Convertida en protagonista parece decidida a reconvertir este “Estado sin ciudadanos”, donde están acorraladas las esperanzas y el sentido común en un país habitable y respetable. Hoy, desgraciadamente, no lo es.
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