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Emilio J. González

Los errores de Cascos

Dice el refrán que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. El ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, acaba de ofrecer la última demostración de lo acertada que es la sabiduría popular.

Fomento acaba de sancionar a Iberia por la suspensión de vuelos que la dirección de la compañía decidió en julio como medida de presión contra la huelga que estaban llevando a cabo los pilotos del Sepla. Dichas las cosas así, a lo mejor Cascos hasta tiene razón. Pero hay mucho más. No conviene olvidar, por ejemplo, que cuando Xavier de Irala, el presidente de la línea de bandera española, tomó esa decisión se habían producido ni más ni menos que noventa y nueve dimisiones en la Dirección General de Seguridad de la compañía y, por tanto, no quiso, como es lógico, que en estas condiciones volase avión alguno ni él asumir la responsabilidad de que pudiera pasar algo. Es decir, estaba justificada por la seguridad del pasaje y por las propias responsabilidades que Irala y la compañía hubieran tenido que asumir de haber sucedido algo.

Cascos, sin embargo, insiste una y otra vez en ir contra Iberia por aquella decisión y lo acaba de demostrar con la sanción. Y es que no quiere perdonar a Irala por haber hecho algo sin consultarle. A juicio de Cascos, aquella medida podría haberle obligado a dimitir por las protestas populares contra el ministro de Fomento porque no hacía nada para resolver el caos que era en aquellos días la navegación aérea en España y el transporte público desde los aeropuertos hasta los núcleos urbanos. Y ahí Cascos se equivocó por completo.

La opinión pública, en primer lugar, apoyó a Irala porque ya estaba y está harta del chantaje de los pilotos, probablemente la casta laboral más privilegiada y mejor pagada de España. Pero, en segundo término, cuando Irala decidió la suspensión de los vuelos lo hizo con el conocimiento y la autorización previa del vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, quien, le guste o no Cascos, está por encima de él. Al ministro de Fomento, sin embargo, eso le dio igual y le importó un bledo que Irala, por fin, estuviese metiendo en cintura al Sepla. Sólo le importaba él y su orgullo y se cargó la operación sin consultar con nadie.

Eso a Cascos le ha creado muchas enemistades en el Gobierno. ¿Será este uno de los motivos por el que los rumores dicen que va a salir del Ministerio cuando Aznar remodele el Ejecutivo al concluir la Presidencia de la UE?


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